Unos días luces una piel glowy, suave y sin rastro de imperfecciones. Pero al poco tiempo, te miras al espejo y… ¡boom! Te han salido granitos, notas la piel apagada o más grasa de lo normal. ¿Te suena? Tranquila, no es que tu piel tenga vida propia (aunque a veces lo parezca). La realidad es que tu ciclo menstrual tiene muchísimo que ver en esos altibajos cutáneos, y entender cómo funciona es la clave para llevarte bien con ella todos los días del mes.