Si hay algo que me ha quedado claro después de años trabajando frente a un ordenador, es que mi piel lo nota (y mucho). No importa cuánta agua beba o lo bien que duerma, después de varias horas frente a la pantalla, mi cara empieza a verse apagada, con más líneas de expresión y una sensación de tirantez imposible de ignorar. Y lo peor es que, hasta hace poco, no tenía ni idea de por qué. Siempre he sabido que el sol es el enemigo número uno del colágeno y que hay que usar un protector solar de amplio espectro sí o sí, pero nunca me había parado a pensar en el daño que puede hacer la luz azul que emiten las pantallas.
Sí, la misma que me acompaña durante mis jornadas laborales (y también cuando me quedo atrapada en un scroll infinito en Instagram y TikTok). Resulta que esta luz penetra en la piel y puede acelerar el envejecimiento, favorecer la aparición de manchas y debilitar la barrera cutánea. ¿Las consecuencias? Una piel más sensible, menos luminosa y con signos de fatiga que ni el mejor corrector del mundo puede disimular.
Después de asumir la cruda realidad, me puse manos a la obra y hablé con la Dra. Cristina Eguren, dermatóloga y fundadora de Clínica Eguren, para saber qué podía hacer para minimizar los efectos de la pantalla en mi piel. Y, por supuesto, qué productos no pueden faltar en mi neceser para evitar que mi rostro pague las consecuencias de tantas horas frente al ordenador. Si te pasa lo mismo, sigue leyendo, porque esto te interesa (y mucho).
¿Por qué la luz azul es un problema (y por qué nunca nos lo habían contado)?
Cuando la Dra. Cristina Eguren me confirmó que la luz azul de las pantallas podía estar detrás de mi piel apagada y mis líneas de expresión cada vez más visibles, mi reacción fue una mezcla de sorpresa y frustración. ¿Cómo es posible que nadie nos haya hablado antes de esto?
"La exposición prolongada a las pantallas de ordenador emite luz azul (HEV) que penetra en las capas más profundas de la piel, generando estrés oxidativo y favoreciendo la aparición de manchas y envejecimiento prematuro", me explicó la dermatóloga. Es decir, mi ordenador, mi herramienta de trabajo más preciada, estaba actuando como una lámpara de envejecimiento exprés sin que yo lo supiera.
Pero eso no era todo. "El tiempo frente a la pantalla suele ir acompañado de gestos repetitivos, como fruncir el ceño o entrecerrar los ojos, que pueden marcar líneas de expresión de forma prematura. Además, la falta de parpadeo frecuente contribuye a la sequedad ocular y, en algunos casos, a una mayor sensibilidad en la piel del contorno de los ojos", añadió la experta. Mi conclusión fue que trabajar frente al ordenador no solo estaba afectando a mi postura y mis ojos, también estaba acelerando el envejecimiento de mi piel. Y yo sin hacer nada al respecto.
Los imprescindibles en mi rutina (que ahora no cambio por nada)
Si la luz azul estaba dañando mi piel sin que yo lo notara, había que hacer algo. Y rápido. Así que le pedí a la Dra. Eguren que me ayudara a diseñar una rutina de cuidado facial que realmente me protegiera del daño digital. Estos son los pasos que ahora sigo religiosamente.
1. Fotoprotector (sí, aunque esté en casa)
Siempre había asociado el protector solar con la playa, el verano y los días de sol radiante. Pero después de hablar con la dermatóloga, entendí que protegerse en interiores es igual de importante. "Aunque estén en interiores, las personas que pasan mucho tiempo frente a la pantalla del ordenador pueden beneficiarse del uso de protector solar con filtro frente a la luz azul. Los antioxidantes como la vitamina C y el resveratrol potencian la defensa contra el daño oxidativo", me explicó.
Ahora uso un fotoprotector con filtros contra la luz azul y antioxidantes todas las mañanas. Y sí, lo voy reaplicando durante el día. Porque si hay algo que he aprendido, es que aplicarlo una vez al día no sirve de nada. Como mi piel es grasa, he apostado por el famoso Advanced Brightening Uv Defense Sunscreen SPF 50 de SkinCeuticals, que tiene una textura ultraligera (y por eso lo amo), además de combinar una protección UV de amplio espectro con una potente mezcla de ingredientes correctores de la hiperpigmentación, como el ácido tranexámico y la niacinamida, para conseguir una piel más luminosa y uniforme.

2. Hidratación profunda para reforzar la barrera cutánea
Si hay algo que he notado después de pasar horas frente al ordenador, es que mi piel termina el día mucho más seca que cuando lo empecé. No importa cuánta agua beba, la sensación de tirantez y deshidratación es real. Y tiene una explicación: el aire acondicionado, la calefacción y la luz azul alteran la barrera cutánea, haciendo que la piel pierda agua más rápido de lo normal.
"La exposición prolongada a pantallas, junto con factores ambientales como el aire acondicionado o la calefacción, favorece la deshidratación y debilita la barrera cutánea. Por eso, es fundamental incluir productos que refuercen esta función para que la piel sea capaz de retener correctamente la humedad", me explicó la Dra. Eguren. Desde que sé esto, he cambiado mi forma de hidratarme. Ya no me conformo con una crema o sérum cualquiera: busco fórmulas con niacinamida, ácido hialurónico o ceramidas, que no solo hidratan, sino que también refuerzan la función barrera.
He incorporado Redness Control de Elisabeth Álvarez y estoy encantada. Tiene una textura gel que se absorbe muy rápido y es ideal para pieles sensibles, con rojeces o imperfecciones. Hidrata, calma, matifica, reduce el enrojecimiento y refuerza la función barrera, la textura y, en definitiva, la calidad de la piel. Y todo gracias a su formulación: 10% de ácido azeláico, un 5% de niacinamida y un 2% de un complejo regulador con vitamina A, zinc y extracto de Lirio Florentino.

3. Retinoides para combatir el envejecimiento prematuro
El retinol siempre me había dado respeto, pero después de que la Dra. Eguren me lo recomendara, decidí darle una oportunidad. "Los retinoides, como el retinol o el retinaldehído, actúan a nivel intracelular logrando mejorar la estructura y funciones cutáneas en su conjunto. Son ingredientes estrella de cualquier rutina, incluyendo la de personas expuestas a largas horas de pantallas de ordenador", me explicó.
Ahora lo aplico tres noches a la semana y, aunque al principio mi piel se puso un poco más sensible, con el tiempo se ha vuelto más uniforme, luminosa y con mejor textura. En concreto, estoy utilizando Crystal Retinal 10 de Medik8, un sérum con una textura a medio camino del suero y la crema y con un color natural melocotón que deja un efecto buena cara precioso. Se absorbe fácilmente y deja un aroma reconfortante de vainilla y haba tonka. Y lo mejor de todo, he notado que se me han reducido las manchas, las líneas de expresión y me ha mejorado la flacidez. Por no hablar del efecto glowy que aporta.

4. Limpieza profunda y exfoliación suave
La luz azul puede aumentar la producción de radicales libres, lo que significa más impurezas en la piel. Por eso, la dermatóloga me insistió en que una limpieza adecuada era clave. "Para eliminar restos de maquillaje, productos, impurezas y también detritus celulares y restos de grasa, resulta fundamental realizar una correcta limpieza mañana y noche, con exfoliación diaria o, al menos, en días alternos", me aconsejó.
Ahora uso un limpiador suave por la mañana, pero que limpia en profundidad: el Gel Limpiador Espumoso de Cerave. En realidad, lo llevo utilizando muchos años porque siento la piel realmente limpia, pero sin esa sensación tirante que me aportaban otros limpiadores. Esto se debe a su formulación, con tres ceramidas esenciales y ácido hialurónico.

Pero con lo que he notado la diferencia ha sido con la incorporación de un exfoliante diario. He apostado por The Porefect Exfoliant de Two Poles, un exfoliante líquido sin aclarado, formulado con ácidos exfoliantes (6%) y salicílico (2%). Mejora la apariencia de los poros, los granitos y retexturiza la piel. También es ideal para mejorar los signos de la edad. Por la mañana, cuando me levanto, mi piel parece otra, más lisa, con una mayor luminosidad. En definitiva, más bonita (y a una editora de belleza no le puede gustar más un producto que, de verdad, funcione).

5. Bruma antioxidante para refrescar la piel durante el día
Este paso me salvó la vida. A mitad del día, mi piel solía verse apagada y cansada, pero desde que descubrí las brumas antioxidantes, todo cambió. "Reaplicar antioxidantes durante el día ayuda a neutralizar el daño oxidativo y mantener la piel protegida", me explicó la Dra. Eguren. Ahora tengo una bruma antioxidante siempre en mi escritorio y me la aplico cada vez que mi piel lo necesita. En concreto, la MM Bruma Ferulic de Marta Masi, que contiene ácido ferúlico, vitamina C y una combinación de ingredientes antioxidantes, que ayudan a proteger la piel del daño oxidativo y el envejecimiento.

¿Y si ya noto los efectos del daño digital en mi piel?
La dermatóloga me dejó claro que, si ya estamos viendo los efectos de la luz azul en nuestra piel, todavía hay soluciones. "Algunos tratamientos efectivos son los láseres despigmentantes o IPL para tratar las manchas y unificar el tono. También el microneedling, una técnica de micropunción que estimula la piel y nos permite vehiculizar sérums que contengan antioxidantes, despigmentantes o incluso exosomas, que ahora están muy en auge. Además, los peelings suaves con ácido mandélico, ferúlico o salicílico ayudan a renovar la piel y eliminar las células dañadas", me explicó.
Así que, si notas que las manchas comienzan a aparecer tras largas jornadas con el ordenador o el móvil, ya sabes que estos tratamientos pueden ser una opción para revertir el daño antes de que sea demasiado tarde. En mi caso, desde que cambié mi rutina, mi piel ha mejorado notablemente. Ya no tengo esa sensación de tirantez al final del día y las líneas de expresión en mi frente están mucho menos marcadas. Si tú también pasas horas frente a la pantalla, no lo dejes pasar. Tu piel también necesita protección digital.
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