Belleza

Cómo el estrés y la falta de sueño afectan a la salud de nuestra piel: los tratamientos efectivos para revitalizarla

La piel es el reflejo del alma o eso dicen aquellos que cuidan al detalle los productos que se echan en el rostro. Sin embargo, más allá de los cosméticos que introducimos en la rutina facial, hay otros factores que influyen notablemente en que tu tez luzca más joven y tersa.

Para lograr un buen estado de nuestra piel también es indispensable identificar los primeros signos de un rostro fatigado (pérdida de luminosidad, ojeras y las primeras arrugas) e intentar eliminarlos. "Es importante señalar que aquí juegan un papel muy importante los agentes que intervienen en lo que llamamos envejecimiento extrínseco. Es decir, aquel que tiene que ver con los hábitos de vida o agentes externos medioambientales. Por fortuna, podemos influir sobre los mismos. Algunos de los más comunes son la falta de sueño (durante el descanso la piel se regenera), el estrés, la deshidratación, la contaminación, los radicales libres que se regeneran, los malos hábitos alimenticios o la exposición solar", explica la Dra. María Penalba, especialista en dermatología médico-quirúrgica de IMR.

En este contexto, cuando hacemos oídos sordos a los primeros signos de una piel fatigada, entran en juego otros factores que, además de afectar a la salud de nuestro rostro, también dañan nuestro organismo. En el caso de liberal noradrenalina, producimos una vasoconstricción que reduce la circulación sanguínea. En nuestra piel esto afecta con una disminución de la oxigenación y del aporte de nutrientes.

Otro factor a tener en cuenta es el aumento de radicales libres. Cuando esto se produce, se genera un estrés oxidativo y este puede afectar a las diferentes capas de la barrera cutánea. Así las cosas, el cortisol, la llamada hormona del estrés, también repercute seriamente en la producción de colágeno y, por ende, en la formación de las arrugas.

Asimismo, el estrés y la alteración de los ritmos circadianos juegan un papel crucial en la salud de la piel. La falta de sueño afecta la regeneración celular durante la noche, debilitando la barrera cutánea, causando sequedad y acelerando el envejecimiento. Además, el estrés prolongado puede reactivar afecciones dermatológicas como dermatitis, acné, rosácea y psoriasis, ya que inflama y debilita la protección de la piel. Para mantener una piel saludable y joven, es esencial cuidar no solo los productos que aplicamos, sino también nuestros hábitos de vida, descanso y bienestar emocional.

Tratamientos para combatir la falta de sueño o el estrés

En caso de que presentemos un cuadro de piel fatigada, la especialista incide en mejorar la luminosidad, restaurar la hidratación, estimular la renovación celular y proteger la piel del daño oxidativo con retinoides, péptidos biomiméticos, activos redensificadores como el ácido hialurónico o las ceramidas, además de vitamina C o resveratrol, por su capacidad para hacer frente al daño oxidativo.

Si necesitamos un efecto más intensivo, podemos complementarlo con los tratamientos cosméticos en consulta con peelings químicos suaves, sesiones de radiofrecuencia o láser, aplicación de inductores de colágeno o mesoterapia con vitaminas para revitalizar la piel desde el interior.

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