Michael Spence y K. Karniol-Tambour
Casi toda la economía global está sometida a unas tendencias económicas positivas: desciende el paro, las brechas de producción se cierran, el crecimiento remonta y, por motivos aún no muy claros, la inflación sigue por debajo de los grandes objetivos de los bancos centrales. Por otro lado, el incremento de la productividad continúa débil, la desigualdad de los ingresos aumenta y cada vez menos trabajadores formados luchan por encontrar oportunidades laborales atractivas.