Juan Cayón
El ensayo nuclear de la primera bomba de hidrógeno de Corea del Norte y el lanzamiento de un misil que llegó a sobrevolar territorio japonés antes de caer en aguas del pacífico vienen a culminar, de momento, una escalada de tensión sin precedentes recientes. No cabe duda que en esta clase de situaciones la historia nos enseña que conviene mantener la adecuada y proporcionada alerta militar, pero siempre acompañada de una ardua tarea diplomática. Y aquí es donde la preocupación se torna en auténtica inquietud ante la duda razonable respecto de la capacidad autónoma de diálogo entre las administraciones de Washington y Pyongyang, aunque por razones bien distintas.