Jean Pisani-Ferry
Cuando en 1973 el Reino Unido se unió a la entonces Comunidad Económica Europea, estaba a la cola de la integración europea. La pregunta que plantea el próximo referendo sobre su continuidad como miembro de la UE es si está ahora a la vanguardia de la desintegración de Europa. Poco tiene que ver el tema con el insignificante acuerdo que alcanzó el primer ministro David Cameron con sus colegas de la UE. De hecho, cuesta creer que tal documento vaya a determinar la importante decisión que habrán de tomar los británicos en junio. El problema fundamental es si ser parte de la UE sigue ofreciendo beneficios suficientes para compensar la pérdida de soberanía que conlleva.