Las organizaciones tienen que ser sostenibles. Este es el requisito que les imponen las entidades financieras, aseguradoras, empleados, accionistas, clientes, consumidores o miembros de otros grupos de interés como motor de una sociedad cada vez más concienciada y exigente al respecto. No es suficiente con maximizar el beneficio económico: su desempeño ambiental, social y de buen gobierno tiene que estar alineado con las mejores prácticas sostenibles e integradoras a nivel internacional y, por consiguiente, con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas.

Director general de la Asociación Española de Normalización (UNE)