Opinión | Jaime Rodríguez de Santiago
No sé qué pensaréis, pero a mí me da cierto vértigo la tóxica relación que hemos desarrollado con nuestros coches. Hemos renunciado a nuestras ciudades, se las hemos cedido. En una ciudad como Madrid, más del 70% de la superficie está concebida para la circulación de vehículos.