Profesor del IESE
J. R. Pin Arboledas

En términos ganaderos, lo que ha pasado con Cristina Cifuentes se llama acoso y derribo de la res. Subidos en el caballo los jinetes la lacean y empujan con la garrocha hasta que es derribada. La pregunta que viene a la cabeza con los acontecimientos del llamado Asunto Cifuentes es: ¿a quiénes habrá pisado los callos Doña Cristina para que se lancen... de forma tan dura y despiadada a su derribo? Por supuesto, que a los de otros partidos, que ven, con una malévola sonrisa, cómo desaparece de candidata una política que estaba construyendo una imagen de eficacia cuando menos. Pero ¿y en el propio partido habrá también algunos frotándose las manos? Cuando pisas callos de los que te conocen de cerca, hay que tener más cuidado, porque saben de tus fortalezas y de tus debilidades ¡Dura vida del político! ¿Quién va a quererse dedicar a esta profesión en la que se está expuesto de esta manera cruel a la opinión pública y a la opinión publicada, radiada, televisada y en las redes difundida.

J.R. Pin Arboledas

Mientras el equipo de la Copa Davis español llega a la semifinal, mientras tres de los ocho equipos de los cuartos de la Champions League son españoles y uno irá a la semifinal, mientras ganamos oros en la halterofilia europea y en patinaje artístico, mientras somos casi imbatibles en motos, mientras nuestros cantantes tienen éxitos internacionales, mientras el Español como idioma tiene cada vez más vitalidad global, mientras nuestra economía crece a más del 3% del PIB, mientras nos visitan más de 82 millones de turistas, mientras nuestra sanidad pública es de las mejores, mientras nuestros ingenieros construyen en todo el mundo, mientras nuestra gastronomía triunfa, mientras nuestras empresas alcanzan niveles globales, mientras se pronostica que volveremos a más de 20 millones de empleos en 2020, mientras...

J.R. Pin Arboledas

Cuando en 1994 el comisario Bratton de la policía de Nueva York ayudó al alcalde Giuliani a cambiar la seguridad de la ciudad, una de sus hipótesis fue "la teoría de los cristales rotos". Teoría que afirma que cuando en un edificio se rompe una ventana y no se arregla, la propensión a que se rompan los cristales de las demás aumenta aceleradamente. Es una experiencia que cualquiera que haya vivido en una zona urbana degradada ha experimentado. Cuando no se cuidan los detalles, se acaba deteriorando el conjunto. La propensión a que los grafitis pasen de arte urbano a expresión de descuido y desidia es altísima.

J.R. Pin Arboledas

Para María Elvira Roca Barea, investigadora y autora de Imperiofobia y Leyenda Negra (2017), la Leyenda Negra es "por definición española" por eso "no se suele acompañar de adjetivo" (pág 29). No hace falta llamarla española porque lo es por inicio y desarrollo. Apoyada en el siglo XVI por libelos de españoles fugados acusados de traición, fue acogida con éxito por los nacionalismos protestantes contrarios al poder de los Austrias católicos y, por supuesto, por la Inglaterra envidiosa del imperio americano iniciado por los Reyes Católicos.

J. R. Pin Arboledas

En la partida de ajedrez entre Estado e independentismo en Cataluña, los peones, los diputados, se mueven de cuadrícula en cuadrícula; tan lentos que han tardado dos meses en abrir el reloj con la frustrada investidura de Turull. En el bando gubernamental, el líder es Rajoy, tan enrocado que el independentismo de momento no puede pensar en darle jaque. Puigdemont también intentó enrocarse.

J. R. Pin Arboledas

La lección de Vladimir Putin es clara: ha conseguido despertar el orgullo de ser ruso. Este país, Rusia, también tuvo su 98 (cuando España perdió el poco imperio que le quedaba en el siglo XIX) en 1989. Año de la caída del Muro de Berlín, la pérdida del imperio externo en la Europa del Este y la desmembración de su imperio interno en Asia central. España no levantó cabeza hasta muchos años más tarde, con la transición. El sueño de Europa, la recuperación democrática y económica del reinado de Juan Carlos I hizo que se sintiera orgullosa. Los noventa del siglo XX con las Olimpiadas, la exposición del V Centenario y el renacer cultural fueron la cúspide de algo que ahora está en cuestión.

J.R. Pin Arboledas

La falta de presupuestos en periodos de crecimiento tiene efectos negativos. Pero hay uno positivo. Los gastos están fijados por el del año anterior y los ingresos siguen subiendo (IVA, IRPF, Sociedades, etc) porque dependen de una actividad económica que aumenta. En consecuencia, la Hacienda Publica experimenta un síndrome de "cuentas saneadas". El déficit público se mide por la tesorería (gastos-ingresos) por eso tiende a ser menor que si hubiera presupuestos. El Ministerio de Hacienda experimenta una euforia recaudatoria y las resistencias a las presiones se reblandecen ¡Será por dinero!, piensan sus dirigentes.

J. R. Pin Arboledas

El Parlament cada vez se parece más a las asambleas de facultad de los años sesenta pero sin facultad, ni estudiantes. Entonces yo era estudiante afiliado al Sindicato universitario opositor al franquismo y miembro de su asamblea. Discutíamos con el único efecto que, de vez en cuando, convocábamos una huelga. En consecuencia los estudiantes, comprometidos o no, dejaban de asistir a clase. En Valencia, si tenían vehículo, se iban a la playa del Saler, que entonces era más apetecible que la Malvarrosa; hoy espléndida. Ningún efecto más. Hubo cursos en los que los días de "vacaciones políticas" fueron más que los lectivos efectivos. Luego, a la hora de los exámenes, el resultado dependía del esfuerzo individual de cada uno.

J.R. Pin Arboledas

Los independentistas catalanes han conseguido volver a poner de moda la rojigualda, incluso fuera de las competiciones deportivas, y hasta han animado a poner letras al himno nacional. Ahora persiguen la figura del Monarca con aviesas intenciones.

J.R. Pin Arboledas

Un País puede ser gobernado sin presupuestos, pero es una anomalía. Sin embargo la fórmula PP-Cs-PNV-CC, que aprobó los Presupuestos de 2017, hoy parece inviable. El PNV ya cobró su pieza por su apoyo del año pasado: el Cupo (cuponazo por lo favorable del acuerdo al Gobierno vasco).