Hasta ahora, el segundo mandato de Donald Trump ha estado casi exclusivamente dominado por cuestiones comerciales y fiscales, con efectos esencialmente adversos en los mercados por su impacto previsto en inflación y tipos de interés. Pero hay otra faceta de la Trumpnomics que algunos inversores ven como un motor potencial de crecimiento: las promesas de reformas del lado de la oferta. Las designaciones en organismos como la SEC o la EPA muestran un compromiso con la desregulación -en línea con el primer mandato republicano, que cumplió su promesa de eliminar dos normativas por cada una nueva-, aunque aún es pronto para evaluar el alcance de estas medidas. No obstante, reforzar la oferta de la economía estadounidense exige más que desregulación. Renovar y ampliar el stock de capital del país es otro eje fundamental. En este terreno, la energía es clave. Visite el portal especializado elEconomista ESG.