CEO de Melia Hotels

Resulta casi imposible añadir algo más a lo que con tanta generosidad han dicho ya tantas y tantas personas que conocieron y quisieron a mi padre, mi gran mentor y maestro, y a los cientos de artículos que con tanto rigor y admiración han resumido, desde que el martes se conociera su fallecimiento, su intensa vida y su obra empresarial.

Como empresario español y orgulloso de llevar décadas apoyando nuestra marca por todo el mundo, puedo afirmar que la figura del Rey Felipe VI ha sido, a lo largo de estos 10 primeros años de reinado, un activo fundamental del “destino España”. La imagen internacional de un país no se construye solo a través de nuestros innegables valores como destino hospitalario, de nuestros paisajes, nuestro rico patrimonio o gastronomía: la imagen de España se construye también con la estabilidad social y política, la solvencia y credibilidad de nuestros líderes, y con unas instituciones incuestionables, impecables y respetadas, como la que representa magníficamente nuestro monarca.

Tras haber sufrido la mayor disrupción de su historia por el Covid-19, el sector turístico español se enfrenta al debate y definición del que deberá ser el modelo turístico español para las próximas décadas. El importante peso del sector, que ha dejado de ingresar 164.000 millones de euros en 2020, y perderá otros 54.000 millones en 2021, está detrás del 50% de la caída del PIB español -la más profunda de las economías de la OCDE- y el impacto ha sido también más duradero, pues el turismo sigue siendo en noviembre de 2021, el sector con la facturación más alejada de la normalidad pre-pandemia.

El primer trimestre de 2021 ha confirmado los peores pronósticos para un sector turístico que permanece en "hibernación" desde hace un año. Puede decirse que el sector turístico se ha llevado la peor parte de una crisis inimaginable, como la provocada por la pandemia Covid-19: si la economía global se contrajo un 3,5% en 2020, la demanda turística a nivel internacional se ha desplomado un 75%, poniendo unos 120 millones de empleos en peligro.

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