Reino Unido comienza a retomar la normalidad política tras el Brexit, si se puede considerar que el debut de una primera ministra en el Parlamento, la votación sobre la renovación del arsenal nuclear británico y la batalla por el control del Laborismo pertenecen al ámbito de lo ordinario.
La salida de la Unión Europea marcará ineludiblemente el mandato de Theresa May, pero los retos que afronta en Downing Street van más allá del Brexit. Junto a la definición del nuevo papel de Reino Unido en el mundo, la primera ministra deberá retomar una gobernación que había quedado en suspenso prácticamente desde que David Cameron alcanzase el acuerdo, ahora futil, para reformar el estatus británico en la Unión Europea.
Reino Unido está resuelto a inaugurar 2019 fuera de la Unión Europea. La demanda de respuestas provocada por el terremoto del Brexit ha comenzado a ser gestionada por el nuevo Gobierno de Theresa May, que con esta meta temporal cumpliría con el calendario avanzado inicialmente por la primera ministra.
La nueva primera ministra británica ha confirmado su determinación de trazar una línea divisoria con el pasado para afrontar la salida de Reino Unido de la Unión Europea y no fracturar al Partido Conservador en el intento.
La saga del Brexit vivió ayer el punto álgido de las esencias democráticas con la cesión del poder de un David Cameron que se había jugado su carrera política a la carta de la permanencia en la UE y el ascenso al codiciado Número 10 de una política respetada pero casi desconocida desde una perspectiva ideológica.
Reino Unido acumula jornadas de obligado estudio para entender la Europa de principios de siglo. La aversión hacia la clase gobernante que recorre el continente y la evolución de las democracias modernas hallan hoy su metáfora más implacable en Downing Street, de donde saldrá por última vez un mandatario que se jugó su carrera a la permanencia británica en la Unión Europea. Su destino, el Palacio de Buckingham: allí informará a la Reina Isabel II del nombramiento de Theresa May para dirigir la ruptura de un matrimonio de conveniencia de 43 años.