Daniel Gros
D os episodios recientes ponen el foco sobre la estrategia comercial de EEUU frente a China. El primero, que afecta las negociaciones comerciales bilaterales, no sorprende: el presidente Donald Trump, ha abandonado sus bravatas sobre las vagas promesas que China ha hecho antes -implementar derechos de propiedad, distender las restricciones a la inversión extranjera y dejar de presionar a las compañías extranjeras para que compartan su tecnología-. El segundo episodio, que preocupa a los aliados de EEUU, es revelador, y engañoso.