Miembro de la junta directiva y miembro distinguido del Centro de Estudios Políticos Europeos
Daniel Gros

D os episodios recientes ponen el foco sobre la estrategia comercial de EEUU frente a China. El primero, que afecta las negociaciones comerciales bilaterales, no sorprende: el presidente Donald Trump, ha abandonado sus bravatas sobre las vagas promesas que China ha hecho antes -implementar derechos de propiedad, distender las restricciones a la inversión extranjera y dejar de presionar a las compañías extranjeras para que compartan su tecnología-. El segundo episodio, que preocupa a los aliados de EEUU, es revelador, y engañoso.

Opinión | Daniel Gros

La tregua temporal que acordaron el presidente estadounidense Donald Trump y su contraparte de China Xi Jinping en la recién concluida cumbre del G-20 en Buenos Aires debería dar a ambos bandos tiempo para reflexionar sobre los problemas en cuestión. El más fundamental es si se justifican las quejas estadounidenses contra China, compartidas por varias de las economías avanzadas.

Opinión

Los contornos de la estrategia comercial del presidente estadounidense, Donald Trump, son cada día más claros. Los socios comerciales de Estados Unidos se enfrentan a amenazas dramáticas. Pero, como demuestran la reforma del Tratado de Libre Comercio entre Estados Unidos y Corea y la "reforma" y el cambio de nombre del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), la mayoría de los países solo necesita ofrecer concesiones menores para apaciguar a Trump. El único país que realmente le importa a Trump, su "enemigo público número uno", es China.

Daniel Gros

La tasa de llegada de migrantes ha disminuido considerablemente en casi toda Europa desde los gigantescos volúmenes vistos en 2015. Sin embargo, la migración sigue dominando el debate político en toda la Unión Europea. Esto sugiere que, en verdad, el sentimiento populista y anti-inmigración no está siendo motivado por reclamos de que los políticos de los partidos tradicionales no pueden defender las fronteras de Europa.

Opinión

En el frente comercial transatlántico se respira cierta tranquilidad desde el mes pasado, cuando el acuerdo entre el presidente estadounidense, Donald Trump, y el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, alejó el temor a una guerra de aranceles declarada. Tomó a muchos por sorpresa, pero tal vez fuera previsible.

Opinión

La política europea sigue dominada por tensiones en torno de la inmigración. En Italia, el ministro del interior Matteo Salvini (un agitador populista) monopoliza la atención de la opinión pública con sus casi diarios arrebatos contra los inmigrantes. Su par alemán, Horst Seehofer, también creó una crisis en la coalición de Gobierno que integra para conseguir nuevas medidas contra los solicitantes de asilo que intentan entrar a Alemania desde Austria. Salvini y Seehofer aseguran que a sus países los dejaron solos en la lucha contra la inmigración ilegal, y que eso los obliga a concentrarse en buscar soluciones nacionales, no europeas. Se equivocan.

Daniel Gros

Italia está acaparando los titulares internacionales una vez más. En las elecciones del país el 4 de marzo, el partido populista Movimiento Cinco Estrellas (M5S) y el partido Liga de derecha obtuvieron una mayoría parlamentaria combinada tras apelar al descontento de la población con la inmigración y el estancamiento económico. Ahora, Luigi Di Maio de M5S y Matteo Salvini de Liga han conformado un nuevo gobierno. A pesar de sus diferencias, ambos le endilgan gran parte de la culpa por los problemas de Italia a Europa, vale decir, a las reglas y los principios compartidos de la UE.

Opinión

La primera salva en la guerra comercial transatlántica ha sido disparada ahora por Estados Unidos, que está imponiendo aranceles perjudiciales a las importaciones de acero de la Unión Europea (así como de Canadá y México). Fue un ataque no provocado, contra el cual la Unión Europea ha prometido tomar represalias. Es más, el presidente norteamericano, Donald Trump, ha anunciado una investigación sobre si las importaciones de automóviles amenazan la seguridad nacional. En consecuencia, cualquier respuesta en tono de venganza podría escalar rápidamente del acero a la industria auto- motriz, que es vital para Europa.

Opinión

La decisión tomada a último momento por el Gobierno del presidente estadounidense Donald Trump con respecto a retrasar la imposición de aranceles al acero (y al aluminio) que proviene de Canadá, la Unión Europea y México por un período de 30 días adicionales brindará a Estados Unidos la oportunidad de negociar un acuerdo a largo plazo con sus socios comerciales. ¿Cómo debería ser dicho acuerdo?

Daniel Gros

Debido a los nuevos aranceles comerciales del presidente Donald Trump, Estados Unidos se ha transformado y ha pasado de ser el principal promotor y paladín del sistema multilateral de comercio global a su némesis. Sin embargo, sería muy difícil para un político errático revertir repentinamente estructuras y mecanismos establecidos desde hace tiempo, de no ser por la presencia de un desplazamiento económico más fundamental.