Tanto la escasa liquidez como los picos de volatilidad están creando grandes desafíos para los inversores. Pese a ello, con el crecimiento económico de vuelta a la normalidad, el fin del ajuste monetario de los bancos centrales y un repunte de la volatilidad, la gestión de bonos podría beneficiarse de tres principales enfoques: asumir gradualmente más riesgo de crédito, aumentar la duración y buscar liquidez.

La reducción del riesgo político en Europa y la relativa apertura de la Reserva Federal de Estados Unidos sobre sus intenciones han aclarado las perspectivas para los mercados de bonos. Sin embargo, las bajas rentabilidades actuales justifican el mantenimiento de una estrategia de inversión activa que adopte un enfoque holístico y sin restricciones. El universo del euro agregado parece particularmente vulnerable.