
La inteligencia artificial (IA), uno de los temas más analizados y debatidos últimamente, sigue mejorando su tecnología y capacidades, de modo que su repercusión en numerosas facetas de las empresas y la sociedad también va en aumento. Todo apunta a que la IA irrumpirá en casi todos los sectores, con el potencial añadido de transformar la sociedad, aunque está por ver si el balance será positivo o negativo. Visite el portal especializado elEconomista ESG.
Aunque la IA despierta temores bien documentados, sus muchos usos potencialmente positivos suelen atraer menos la atención. Como ocurre con gran parte de la tecnología, que finalmente resulte beneficiosa o destructiva dependerá de cómo gestionemos su irrupción y cómo la integremos en nuestras vidas. Los otros valores 'top' de los fondos de IA más allá de las Siete Magníficas.
Más transparencia y menos sesgos
Si se introduce con prudencia -es decir, comprendiendo sus posibles inconvenientes-, la IA puede propiciar una transparencia mucho mayor y la disminución de los sesgos en la toma de decisiones. Dado que los sistemas de IA pueden reproducir involuntariamente los sesgos humanos actuales y dar lugar a resultados perjudiciales conocidos como «sesgo algorítmico», es importante que los desarrolladores, propietarios y usuarios den prioridad tanto a la concienciación como a la mitigación de este riesgo. Entre las posibles medidas se encuentran el establecimiento de procesos responsables, el uso de herramientas técnicas y la adopción de prácticas operativas como los «equipos rojos» internos o las auditorías de terceros. Por suerte, a medida que aumenta la sensibilización sobre el sesgo inherente y sus riesgos, disminuye la amenaza de que la IA invierta involuntariamente el progreso alcanzado en áreas tan importantes como la diversidad en el lugar de trabajo.
La IA puede permitir que los profesionales de la inversión dispongan de más tiempo para realizar análisis y tomar decisiones estratégicas de más alto nivel
Para que la IA mejore la transparencia y disminuya los sesgos, debe ser fiable. Cada vez es mayor la demanda de explicaciones y claridad en torno al uso de los datos por parte de los reguladores y el público en general. Para que sea transparente, es necesario que los datos que recibe sean comprensibles y limpios, lo que facilitará que los seres humanos entiendan y confíen en las decisiones de la IA y constituirá la base para poner a prueba y explicar esas decisiones a las partes interesadas. A nivel político, tanto la orden ejecutiva del presidente Biden de octubre de 2023 como la Ley de Inteligencia Artificial del Parlamento Europeo de diciembre de 2023 se centran en el uso transparente y fiable de esta nueva tecnología.
La contribución de la IA al ámbito ESG
Existe una gran oportunidad para que la IA desempeñe un papel transformador en el mundo ESG. Una vez más, el éxito dependerá de cómo guiemos la tecnología; es decir: debemos encaminarla a que marque una diferencia positiva. Un ejemplo sería el desarrollo impulsado por IA de tecnologías destinadas a eliminar los gases atmosféricos de efecto invernadero y ayudar a mitigar el riesgo climático. La integración de los recursos de la IA en las predicciones relacionadas con el cambio climático puede aumentar la precisión, ayudar a medir y controlar las emisiones y proporcionar datos esenciales para la acción climática. Además, la fabricación inteligente puede permitir una reducción considerable del consumo de energía, residuos y emisiones de carbono, mientras que las previsiones basadas en la IA pueden mejorar la eficiencia de los sistemas eléctricos mediante predicciones precisas de la oferta y la demanda.
Boston Consulting Group y Google prevén que, con la acertada orientación de los expertos, la IA podría ayudar a mitigar entre el cinco y el diez por ciento de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero para 2030, en torno a entre el diez y el veinte por ciento del objetivo provisional del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de alcanzar el objetivo de cero emisiones netas para 2050. Si se aplica correctamente, creemos que la influencia de la IA en nuestro camino hacia una mayor sostenibilidad conllevaría una experimentación tecnológica más rápida y, por tanto, es de esperar que también haya avances más rápidos de lo esperado.
La influencia transformadora de la IA en el ámbito de la inversión
A pesar de las preocupaciones por las posibles reducciones de plantilla vinculadas a la IA en el sector de la banca y la inversión, muchos sostienen que esta tecnología no viene a sustituir a las personas en su trabajo, sino que las complementará. Daren Acemoglu, profesor de Economía del MIT, afirma que, cuando la IA y los humanos trabajan juntos, consiguen mejores resultados que los que conseguiría cada uno por separado.
Vamos hacia un mundo en que los humanos y la tecnología se complementarán mutuamente
Cuanto más inteligentes se vuelven los ordenadores, mayor es su potencial para automatizar tareas complejas y repetitivas, como la ejecución de operaciones, la elaboración de informes de rendimiento y la supervisión del cumplimiento. Por lo tanto, la IA puede ayudar a identificar y aplicar oportunidades de ahorro de costes y mejoras operativas. Esto puede traducirse en que los profesionales de la inversión dispongan de más tiempo para realizar análisis y tomar decisiones estratégicas de más alto nivel, lo que constituye el núcleo de una sólida gestión de carteras. El potencial de la IA de procesar y analizar grandes cantidades de datos a velocidades inalcanzables para el ser humano permite realizar análisis de mercado más sofisticados, lo que se traduce en decisiones de inversión mejor informadas. En lo que respecta a la gestión de clientes, la IA puede analizar los datos de cada cliente para ofrecer consejos y recomendaciones de inversión sumamente personalizados, lo que aumentaría la satisfacción y la retención de los clientes.
En lugar de centrar el debate en la posibilidad de que se reduzca al mínimo la mano de obra, deberíamos considerar también cómo estos avances tecnológicos remodelarán nuestro sector y otras industrias. Es probable que las ventajas de la IA inspiren un cambio de competencias: a medida que se vaya integrando en el sector de la gestión de inversiones, aumentará la demanda de profesionales cualificados en ciencia de datos, aprendizaje automático e implantación de IA. No obstante, al igual que sucede en el campo de la medicina, cuando se trata de asuntos delicados, como la planificación financiera y la inversión, es difícil imaginar un mundo en el que la interacción con un chatbot sustituya por completo a la interacción humana.
Así pues, aunque la IA mejorará la eficiencia y la sistematicidad, es poco probable que elimine el factor humano en nuestro sector y en otros. Parece, por tanto, que el futuro que nos espera es uno en el que los humanos y la tecnología se complementarán mutuamente. Creemos que la aplicación cuidadosa de la IA, comprendiendo el alcance de sus riesgos, debería producir un resultado neto positivo tanto en el mundo de las inversiones como fuera de él.