Vencedores y vencidos en el independentismo y el unionismo ante el 21D

Siempre que termina hay una contienda se proclama a los vencedores y se denosta a los vencidos. Si la guerra la ganan los tuyos, al apagarse las llamas jaleas a los héroes, lloras a los caídos y persigues a los villanos. Si la ganan los otros, lamerás tus heridas pensando igual, pero aprendiendo a esconderlo para evitar nuevas hostilidades.

su ausencia en el congreso dificulta su construcción como alternativa

Han pasado casi 13 meses desde que Pedro Sánchez tomara la mejor y, a la vez, la peor decisión política de su carrera. Por una parte, anunciaba que daría la batalla y que presentaba su candidatura como secretario general del PSOE después de su dimisión forzada. Por otra, también anunciaba que para poder dedicarse en cuerpo y alma a preparar las primarias, renunciaba a su escaño.

En poco tiempo Podemos ha tenido que vivir varias rupturas internas

La elasticidad en política es una cualidad muy cara de ver. Incluso los terrenos más flexibles acaban desgarrándose en contextos de crecimiento repentino. Y es lo que le sucede a Podemos, una formación de crecimiento vertiginoso que en muy poco tiempo ha tenido que vivir no pocas rupturas internas. Es como un adolescente que crece de pronto y ve que su pantalón favorito se le rompe con cada movimiento: el muslo aquí, la ingle allá y el bajo a media canilla. Pero aquí no ceden costuras: ceden ideas, y miembros. Dimiten ocho miembros del Consejo Ciudadano de Podem tras la dimisión de Fachin.

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De un tiempo a esta parte la política catalana se ha convertido en una escalada constante, que ha supuesto que en nueve años el apoyo al independentismo haya pasado del 10% al 48% de la sociedad. En lo legislativo todo empezó el 13 de noviembre de 2003, cuando Zapatero prometió que apoyaría la reforma del Estatut que aprobara el Parlament catalán. En lo judicial el pistoletazo de salida tuvo lugar el 28 de junio de 2010 cuando el Constitucional tumbó ese mismo Estatut. Pero en lo político hay otra fecha marcada en rojo: el 15 de junio de 2011.

Los catalanes ahora mismo viven un momento peculiar: tienen dos Papas, dos Reyes, dos países y dos Governs. Todo a la vez. Tan único es el momento que ha sido el Gobierno central el que ha disuelto el Parlament y ha convocado elecciones, en virtud del difuso artículo 155 de la Constitución. Difuso porque permite aplicar "las medidas necesarias" para recuperar el orden, sea lo que sea lo que quiera decir eso.

Hacen falta 370 votos, 210 en el Congreso y 160 en el Senado

El 'procés' catalán se ha convertido ya en un interminable partido de tenis, con correspondencia de ida y vuelta, comparecencias cruzadas y amenazas veladas. Pero en medio de tanto turno de palabra sin interlocución aparecía hace unos días un mensaje diferente: el PSOE había logrado arrancar un compromiso del PP para abrir el debate sobre una reforma constitucional a cambio de su apoyo al Gobierno. Rajoy cedía sin ceder, Puigdemont tenía algo a lo que asirse y Sánchez recuperaba protagonismo: todos ganan, al menos en apariencia.

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El exlehendakari Carlos Garaikoetxea confesaba en una entrevista a Guztiak, un libro sobre el final de ETA, que el PNV contemplaban atónitos lo que pasaba en Cataluña. Él, que militó durante años en las filas nacionalistas y hoy forma parte de la coalición de EH Bildu, conoce bien el motivo de la sorpresa: PNV y Convergència han sido formaciones hermanas, parte de un nacionalismo moderado de corte conservador que batallaba por cierta autonomía a través de su capacidad de influencia en el Congreso.Cuando Artur Mas decidió romper la baraja lo hizo en todos los sentidos. No sólo acabó por dinamitar CiU, una coalición que había durado años, sino también reubicó políticamente a su propia formación. Es más, reubicó el debate político catalán: eligió hacer frente común con ERC, otra formación soberanista pero de signo ideológico contrario, por lo que la contienda dejó de ser 'izquierda contra derecha' para convertirse en 'nacionalismo catalán contra nacionalismo español'.

El Rey, la izquierda, los medios, el deporte, la cultura o Europa

Si hay dos obras complicadas en la literatura en castellano bien podrían ser La colmena y Rayuela. No es que sus historias sean complejas en sí, sino más bien sus estructuras. La novela de Camilo José Cela es una suerte de historia coral que sólo se entiende uniendo los fragmentos de tramas aparentemente independientes, como celdas que forman el panal completo. La de Julio Cortázar es célebre por contar historias diferentes según el orden de lectura de sus capítulos, como quien recorre a saltos las casillas del popular juego infantil que le da nombre hacia un lado y hacia el otro. Independentismo en Cataluña: ¿cómo hemos llegado hasta aquí?

El 1-O es la primera amenaza a la imagen de previsibilidad de Rajoy

Durante la campaña electoral que le acabaría dando la victoria al tercer intento, Mariano Rajoy se esforzaba por presentarse como un candidato predecible. Él nunca haría nada descabellado, ni tomaría ninguna decisión inesperada. No habría conejos en la chistera ni ocurrencias. Sería, llegó a decir, aburrido. No es que el argumentario se la hubiera escrito un enemigo: es que intentaba, con éxito, contraponer su imagen de estabilidad a la de un Zapatero superado por los acontecimientos de la crisis que le habían dejado a los mandos de un barco a la deriva. Rajoy defiende la actuación policial ofrece diálogo a todas las fuerzas.