análisis
Es difícil cuantificar de qué se ha hablado más durante la semana pasada: de la victoria de Alexis Tsipras en Grecia, de su pacto con los nacionalistas conservadores o del hecho de que haya formado un gobierno sin una sola mujer.
Es difícil cuantificar de qué se ha hablado más durante la semana pasada: de la victoria de Alexis Tsipras en Grecia, de su pacto con los nacionalistas conservadores o del hecho de que haya formado un gobierno sin una sola mujer.
Hay tres tipos de votantes: los que votan convencidos, los que votan enfadados y los que no votan. Los primeros son la 'base' de los partidos, que forman su 'suelo' electoral y a los que no conviene agraviar. Los segundos son los que votan por castigo, llegando a apoyar a formaciones en las que no creen para perjudicar a una formación a la que no quiere ver ni en pintura. Y los terceros son los que normalmente toda fuerza política dice querer movilizar.
"Aglutinar" es una palabra que, en política, tienen en común desde el PP hasta la izquierda abertzale. De hecho, es una palabra que parece estar de moda, y es la culpable del éxito o el fracaso de no pocos proyectos políticos.
La legislatura aún no ha terminado, y no se sabe a ciencia cierta cuándo terminará, pero podría marcar varios hitos en la historia de nuestra democracia si las cosas siguen como hasta ahora.
Los últimos sondeos colocan a Ciudadanos por delante de UPyD en las próximas generales tras el éxito de las elecciones europeas, donde consiguieron dos eurodiputados. Aunque es cierto que la formación de Albert Rivera le está comiendo terreno a la de Rosa Díez en varios frentes, ambos partidos se enfrentan a situaciones muy distintas en los próximos meses que pueden condicionar su resultado final en las urnas. En la casa magenta no todo son malas noticias.
Solía llevar anillos de oro, amuletos, talismanes y un llamativo bigote muy a la moda de su país. Pero la última excentricidad de Mahinda Rajapaksa fue hacer caso a su astrólogo de cabecera y convocar unas elecciones anticipadas que le han desalojado del palacio presidencial.
Dos datos, uno real y otro estimado, hacen pensar que Ciudadanos emerge como fuerza política de centro en el panorama nacional. El primero, su buen resultado en las elecciones europeas, donde consiguió dos eurodiputados en su primera aventura 'seria' a escala nacional tras varias legislaturas en el Parlament catalán. El segundo, el sondeo de Metroscopia que publicaba hace unos días el diario El País, en el que le otorgaban un 8,1% de intención de voto y le colocaban como cuarta fuerza política tras el tripartidismo que se ve venir de PP-PSOE-Podemos.
EN DIRECTO | Todas las reacciones minuto a minuto. Hace diez meses saltaron las alarmas del sistema: el bipartidismo se tambaleaba y dentro de sus grietas se veía un riesgo de derrumbe a corto o medio plazo. Muchos señalaron como motivo de esa alarma los cinco eurodiputados que sacó entonces Podemos, pero en realidad estaban tapando el sol: la alarma saltó porque PP y PSOE juntos no llegaban a la mitad de los votos escrutados.
La línea roja es una titubeante en descenso: desde la primacía absoluta de controlar 66 escaños de los 107 del Parlamento andaluz, hasta caer como segunda fuerza política con 47. En medio, el derrumbe sufrido en el llamado 'bienio negro', cuando cayó el felipismo y Aznar campaba a sus anchas en Moncloa.
Se acabó lo de un CiU y un PNV hegemónicos. El nacionalismo catalán y vasco ya no es cosa de una gran marca, sino de dos en cada región. Aunque el total del voto nacionalista sea igual o crezca, el reparto de escaños hará que cada partido tenga menos asientos y, por tanto, una fuerza menor.