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Una temporada se llevan los volantes, la siguiente el terciopelo y, pocos meses más tarde, vuelve la pana. Durante ese tiempo, los compradores buscan las prendas con las que crear su fondo de armario. Algo que, en el sector del capital riesgo, equivaldría a su cartera de participadas: compañías a las que poder sacar la máxima rentabilidad posible gastando una cantidad de dinero que se ajuste a sus necesidades. Nace la primera aceleradora vertical de startups especializadas en moda