CEO QUQLITY LIVES

Una de las frases más demoledoras, por no decir tóxicas, que existen dentro del modus operandi de las organizaciones, es la famosa y archiconocida expresión de: "Esto siempre se ha hecho así". Las empresas están llenas de obstáculos invisibles que limitan su crecimiento y eficiencia. Se habla mucho de innovación, digitalización y transformación pero, poco se habla de la cantidad de reglas, procesos y estructuras que, en lugar de facilitar, entorpecen. La burocracia excesiva, la rigidez jerárquica y las metodologías caducas son solo algunos de los males que impiden a las organizaciones avanzar con agilidad y que además generan un estrés intrínseco dentro de las organizaciones. La cuestión no es solo identificarlas, sino tener el coraje de eliminarlas.

La productividad no es solo una cuestión de horas trabajadas o de cuántas tareas podemos completar en un día. Es, sobre todo, una cuestión de calidad. Y la calidad del tiempo que dedicamos al trabajo depende en gran medida de cuánto nos conocemos a nosotros mismos. De nuestra capacidad para discernir lo que podemos ofrecer en cada momento, lo que nos impulsa y lo que nos agota. Es ahí donde entra en juego la consciencia, la clave para transformar el tiempo en un recurso realmente productivo y sostenible.

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