Durante décadas, el sector de la construcción ha sido percibido como uno de los más tradicionales, con dinámicas rígidas, procesos fragmentados y una resistencia al cambio que parecía casi estructural. Sin embargo, en los últimos años, una transformación silenciosa pero firme ha comenzado a abrirse paso: la digitalización. Esta revolución tecnológica no es solo una tendencia pasajera; es la respuesta estructural a los principales retos que enfrenta hoy la construcción: sobrecostes, plazos incumplidos, impacto ambiental y baja productividad.