La dinámica habitual de buena parte de los empleados de las empresas es la del trabajo de lunes a viernes, dejando el fin de semana para el descanso a para turnos específicos que incluyen el viernes, sábado y domingo. Cualquier cambio es sujeto de conflictos, como el que ha resuelto el Tribunal Supremo a favor de unos trabajadores que tenían un contexto particular: su contrato recogía la opción de trabajar los fines de semana.