Presidente de CEOE

En los últimos días se han sucedido una serie de acontecimientos sobre los que quiero reflexionar aprovechando que, como cada año, el mundo de la empresa celebra el Día Internacional del Trabajo desde su inamovible vocación de contribuir al bienestar común. En efecto, ese beneficio colectivo, por el que trabajamos como fin último a través de legítimo desarrollo de nuestra actividad, generadora de prosperidad y empleo, volvió a quedar patente el pasado lunes 28 de abril, cuando la luz se apagó para todos.

Cada Primero de Mayo, cuando celebramos el Día Internacional de los Trabajadores, queda patente cómo el contexto cambiante va condicionando de un año a otro la forma en la que lo festejamos; las manifestaciones o las consignas que se difunden o los discursos que elaboramos aquellos que estamos en el ruedo de la opinión pública. Este Primero de Mayo tiene su propio contexto, que bien podríamos decir sin ambages que es de incertidumbre y, por momentos, de inestabilidad o confrontación institucional. Sin embargo, desde el mundo de la empresa creemos que, más que nunca, sería un error dejarse llevar por lo variable de la coyuntura, por el seguimiento cortoplacista de la actualidad o por el intercambio declarativo del día. Hacerlo sería alejarse de la senda de lo que realmente importa.

Cuando llega el momento de despedirse de una figura como la de César Alierta, encontrar las palabras es aún más difícil porque supone hablar en pasado de un hombre que vivió siempre en el futuro, como demostró a lo largo de su extensa y fructífera carrera profesional.

Opinión

Como cada Primero de Mayo, quiero trasladar en nombre de CEOE nuestra felicitación por este Día Internacional del Trabajo que nos recuerda el primordial esfuerzo que en el día a día realizan todos aquellos que conforman nuestras empresas, empleadores y trabajadores, para la construcción de España.

Este domingo celebramos una nueva festividad del Primero de Mayo, pero no un Día Internacional de los Trabajadores como los anteriores. En esta ocasión es obligado mirar hacia atrás con especial orgullo y, sobre todo, hacia adelante con confianza y con compromiso.

Especial XV Aniversario

En febrero de 2006, nació ‘El Economista’ como nuevo periódico de información económica. Hace ya 15 años. Un corto periodo de tiempo dentro de la historia de España, pero, si echamos la vista atrás, esta ha sido una década y media intensa en muchos términos para nuestro país y para el mundo, con una sucesión de hechos que marcan dónde nos encontramos en la actualidad y los retos que tendremos que afrontar en el futuro.

La obra maestra de George Orwell, '1984', ha marcado parte de lo que es Antonio Garamendi. Junto a ella toma conciencia de la importancia de luchar por la libertad de pensamiento y huir de la manipulación. Por otra parte, la biografía de Winston Churchill es otro de los ejemplares que nunca falta entre sus estanterías.

Un año más celebramos el Día Internacional del Trabajo y, en esta ocasión, frente al objetivo compartido por todos de poder sumar más y mejor empleo, tenemos renovadas razones para el optimismo, lejos del panorama desolador en el que vivimos el Primero de Mayo de 2020.

La sociedad española celebra este viernes otro Primero de Mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, pero esta vez lo hace en un contexto inimaginable hasta ahora: familias y amigos confinados, en un escenario económico incierto y con un mercado laboral duramente golpeado por la crisis del Covid-19. En definitiva, una situación de la que todos queremos salir cuanto antes y en la que debemos tratar de buscar esa salida desde el trabajo conjunto.

Tribuna

La Navidad siempre es un buen momento para mirar atrás y sacar conclusiones. También para poner la vista en el año que entra y marcarse nuevos objetivos. Si hacemos ese ejercicio, el año 2019 nos deja la sensación de haber perdido una gran oportunidad.