
Presente en muchas cocinas, el cajón situado debajo del horno suele convertirse en un espacio para almacenar bandejas, moldes y otros utensilios. Sin embargo, esta costumbre generalizada no corresponde a su verdadera función. Pocos saben que ese compartimento fue diseñado con un propósito distinto, directamente relacionado con la cocción y el mantenimiento de los alimentos.
Aunque muchos lo tratan como un simple armario metálico, en realidad se trata de un elemento que puede mejorar la experiencia culinaria si se usa correctamente. Aprovechando el calor que genera el propio horno, el cajón inferior puede cumplir funciones térmicas que ayudan a conservar los platos en condiciones óptimas hasta el momento de servirlos.
Este compartimento aprovecha el calor residual del horno sin necesidad de energía adicional, manteniendo la comida a la temperatura ideal sin que pierdan humedad ni sabor. De este modo, se evita tener que recalentar, lo cual podría alterar la textura del plato.
Otra utilidad práctica consiste en calentar los platos o bandejas antes del emplatado. Esta técnica, habitual en cocinas profesionales, permite conservar la temperatura de los alimentos durante más tiempo, favoreciendo una mejor presentación y experiencia en la mesa.
Útil para fermentar masas
El cajón también puede utilizarse para fermentar masas de pan, pizza o bollería. Gracias al ambiente templado y ligeramente húmedo que se genera en este espacio cerrado, las levaduras activan su crecimiento de forma más rápida y controlada. De esta forma, se consiguen resultados más esponjosos y sabrosos en menor tiempo.
Este uso alternativo convierte el cajón en una herramienta de gran valor para quienes preparan recetas de repostería casera. En lugar de buscar rincones cálidos de la casa o cubrir la masa con mantas, puede aprovecharse un espacio ya integrado en la cocina.

Función térmica
Pero lo cierto es que no todos los hornos cuentan con esta opción. Algunos modelos económicos o antiguos solo incorporan cajones de almacenamiento sin capacidad térmica. Para distinguirlos, basta con observar ciertos detalles:
- Presencia de ranuras, rejillas o agujeros en la parte frontal.
- Existencia de un interruptor que permita regular la temperatura.
- Indicación clara en el manual de usuario sobre el uso como cajón calentador.
Ante cualquier duda, se recomienda consultar directamente con el fabricante. Si el cajón tiene capacidad térmica, se deben evitar objetos inflamables o utensilios sensibles al calor.
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