
Las cucarachos son probablemente uno de los insectos más odiados por la población, principalmente debido a su tamaño (entre 1 y 9 centímetros, dependiendo del tipo de cucaracha). En verano es más común que se dejen ver, especialmente por las noches, debido a las altas temperaturas, que favorecen a su reproducción y crecimiento, por lo que también es más probable que se dejen ver en nuestras casas.
Las cucarachas en sí mismas generalmente no suelen estar sucias, sin embargo, pueden propagar multitud de enfermedades, como son la salmonelosis, gastroenteritis o fiebre tiroidea. Nunca es agradable encontrarse con una de ellas, por lo que es esencial saber de dónde sale, dónde se esconden y como podemos ahuyentarlas de nuestras viviendas.
Las cucarachas pueden acceder a nuestra casa de muchas formas, sin embargo, hay un elemento común: grietas o agujeros. Cualquier rendija, como sumideros; desagües de la bañera, lavabos y fregaderos; o grietas en las paredes son su pase directo a nuestro domicilio.
Sus escondites favoritos son los lugares oscuros y húmedos, así que también se pueden esconder bajo nuestros muebles, zócalos o electrodomésticos.
En definitiva, saben acceder de muchas formas y también tienen la capacidad de esconderse en las zonas que son menos accesibles para nosotros, lo que favorece su proliferación en las viviendas.
Existen algunos trucos o consejos que nos pueden ayudar a mantenerlas fuera de nuestro entorno. El primer consejo es tapar los orificios de los desagües, especialmente antes de irnos de viaje, ya que con la ausencia de uso acceden más fácilmente.
Para tapar los desagües, se pueden usar tanto los propios tapones de la grifería, como vasos, o cualquier elemento que cubra esa zona. De la misma forma, tapar grietas y rendijas dificultará mucho su paso.
Además, algunos remedios caseros son la mezcla de vinagre de limpieza con agua (de debe rociar o fregar el suelo con la mezcla en las zonas donde pueden aparecer). Lo mismo sucede si dejamos hojas de laurel en las zonas más conflictivas y aromas como la lavanda, la citronela o el eucalipto.
De igual forma, una limpieza frecuente de las zonas donde se esconden ayudará a frenar su proliferación.