
En un mundo donde la apuesta se enfoca al cuidado del medioambiente, un fenómeno ha empezado a extenderse como la pólvora. Se trata del 'greenwashing', una práctica que algunas empresas utilizan para "aparentar" un compromiso ambiental que, en muchos casos, se queda en meras palabras.
El 'greenwashing', anglicismo que refiere al "lavado de imagen verde", engaña a los consumidores al hacerles creer que los productos o servicios ofrecidos son sostenibles, cuando en realidad no lo son. La capacidad de los consumidores para identificar esta práctica se vuelve crucial para promover una verdadera transición ecológica.
Originado en la década de 1980, el término 'greenwashing 'fue acuñado por activistas medioambientales que comenzaron a observar tácticas engañosas en la publicidad de empresas. Esta combinación de las palabras "green" (verde) y "washing" (lavado) alude a la manera en que muchas organizaciones ocultan o disfrazan sus prácticas dañinas bajo una fachada ecológica.
En esta línea, no se trata solo de un fenómeno de marketing; es una estrategia que puede debilitar el esfuerzo genuino hacia la sostenibilidad al generar desconfianza entre los consumidores.
De esta manera, numerosas empresas han sido señaladas por sus actividades de 'greenwashing', abarcando sectores tan variados como la moda, la cosmética, la tecnología y la alimentación. Desde el uso de términos vagos como "ecofriendly" hasta la exageración de sus logros medioambientales, la desinformación se presenta en múltiples formas.
Por ello, no es raro que las compañías desvíen la atención hacia un producto "verde" dentro de un catálogo mayoritariamente perjudicial para el medio ambiente, creando una suerte de ilusión de "responsabilidad ecológica".
Cómo detectar el 'greenwashing'
Para hacer frente a esta problemática, es esencial que los consumidores aprendan a detectar el 'greenwashing'. La consistencia en el mensaje es clave; si una empresa se autodenomina "sostenible" pero sus otras promociones contradicen esta afirmación, es una señal de alarma, según explican plataformas como Iberdrola o Selectra. Asimismo, es importante evaluar la claridad de los términos utilizados y exigir "certificaciones de terceros que validen las afirmaciones de sostenibilidad".
Las empresas que realmente se comprometen con el medio ambiente suelen contar con "políticas de sostenibilidad públicas y transparentes", según explican desde Iberdrola. Los informes anuales de sostenibilidad pueden ofrecer una visión realista de sus esfuerzos, mientras que las iniciativas poco claras son un indicio de 'greenwashing'. En este contexto, el papel de las ONG se vuelve fundamental, ya que vigilan de cerca las prácticas corporativas y crean conciencia sobre la diferencia entre un compromiso genuino y un simple lavado de imagen.
Sobre ONG´s, Greenpeace ha intensificado sus esfuerzos para erradicar el 'greenwashing'. La organización aboga por legislar en contra de la publicidad engañosa de la industria fósil y promueve cambios en la Ley General de Publicidad para que las afirmaciones sobre el impacto ambiental sean verificables y reguladas. Estas acciones son vitales para proteger a los consumidores de prácticas desleales y para impulsar una transición hacia una economía sostenible.