Un mensaje al móvil y tu vida puede cambiar de repente. Eso fue lo que le pasó a Javier O. D., un joven madrileño afectado por una trama delictiva que está realizando un envío masivo de mensajes desde Indonesia a través WhatsApp o Telegram para ofrecer una supuesta remuneración tan solo por dar 'me gusta' a videos de Youtube. El prefijo +62. Esta es su pesadilla.
Javier, cocinero de profesión en un barrio obrero de Madrid, tenía el sueño de montar un bar, poder tener algún día su propio negocio. Su padre había fallecido hace poco y, gracias a una donación de su madre de 11.000 euros, parecía ya una realidad. Pero cometió un error. Atendió al mensaje que le llegó desde el sudeste asiático confiado en poder reunir aún una mayor cantidad de dinero. Todo desde ese prefijo 'maldito' que ha registrado ya multitud de denuncias de víctimas que aseguran haber sido estafadas o extorsionadas no solo a través de mensajes sino después de haber cogido también una llamada de un número de teléfono desconocido.
"Me empezaron ofreciendo 40 euros diarios por dar 'likes' a vídeos de Youtube desde una supuesta empresa de marketing digital en Estados Unidos. Busqué el nombre y existía, era real y se dedicaban a eso. Me pareció una gran oportunidad para hacer realidad mi sueño de poder abrir un bar. Se ganaron mi confianza porque me realizaban los pagos enseguida", recuerda ahora entre lágrimas. Javier prefiere no identificarse. No sabe quién está detrás de la estafa. No sabe si puede haber represalias.
El joven ganó dinero rápido y la avaricia fue más fuerte que él. Pero todo era un engaño. La red había suplantado la identidad de la empresa, que solo se comunicaba a través de mensajes por el móvil. "Se notaba que muchas veces era Inteligencia Artificial quien contestaba", recuerda. "En un momento dado me ofrecen pasar de nivel, pero me piden que haga antes un pago previo. Si metía dinero, me pagaban una comisión del 30% extra más o menos. Esto se hacía durante tres días. A partir del cuarto día, para poder seguir trabajando con ellos, tenía que hacer un pago aún mayor", comenta.

Y es ahí cuando empezaron los problemas. "Me pusieron pegas. Solo tenía 11.000 euros y no llegaba al supuesto tope para retirar mi dinero. Me faltaban 5.000 euros". La supuesta empresa le hizo entonces un préstamo, pero es a partir de entonces cuando todo lo que parecía sencillo, una vía rápida para ganar dinero y cumplir su sueño se convierte en todo lo contrario.
"Me dijeron que para poder recuperar el dinero y pagar el préstamo que me habían hecho tenía que estar un mes trabajando con ellos, intentando captar a gente para hacer lo mismo que antes había hecho yo. Les pedía dinero para que fueran pasando de nivel". El joven se echa a llorar en ese momento. Admite su error. No denunció. Cegado por la pérdida del dinero, intentó engañar a otros.
Pero no recuperó sus ahorros. Todo lo recaudado acabó invertido por la red en criptodivisas para impedir su rastreo. "El 15 de marzo, cuando supuestamente me iban a devolver el dinero, se borraron todos los mensajes de la aplicación. Desparecieron. Yo les he dado hasta una foto de mi DNI y firmé ese contrato. Ahora no sé a quién reclamar", recuerda.
Javier O. D. denunció todo a la policía, pero esta le recordó que al haber trabajado para ellos había cometido supuestamente un delito. "Todavía no me ha llegado, pero me han informado de que tengo demandas por estafa por toda España", confiesa. "Fui estafado y me convertí en el estafador y ya me han advertido que puedo acabar en la cárcel". De la noche a la mañana ha pasado así de tener un dinero ahorrado para montar un negocio a perder 11.000 euros, enfrentarse a decenas de juicios y tener que contratar a un abogado penalista, al que tampoco va a poder seguir pagando.
"Me han arruinado la vida", reconoce confiado en que lograr despertar en algún momento de la pesadilla. Mientras, la ciberdelincuencia no cesa y mensajes en el mismo sentido se multiplican y llegan a cientos de personas en toda España. La estafa es ya viral y cada vez son más los afectados en el país. Desarticular a la banda criminal no es fácil. Ni siquiera se sabe desde donde pueden operar. La policía trata de ponerle freno. Es el sueño de Javier. Y de otros muchos.