El Gobierno construirá dos desalinizadoras en Cataluña y pagará a medias con la Generalitat el agua transportada en barcos

Gobierno y Generalitat han llegado a un acuerdo para desbloquear la ampliación de la desalinizadora de La Tordera para 2028 y la construcción de la de Foix para 2029. Se trata de instalaciones incluidas en la planificación de la administración catalana para aumentar la disponibilidad de agua en la región, pero cuya financiación estaba prevista por parte del Estado.

Finalmente, las obras irán a cargo de la empresa pública española Acuamed y con fondos Next Generation, que obligan a la recuperación de costes, lo que significa que estas inversiones deberán sufragarse a través de la factura del agua que pagan los consumidores. Serán 467 millones: 287 para La Tordera y 180 para la de Foix, según ha detallado la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Teresa Ribera, tras reunirse con el consejero catalán del ramo, David Mascort.

Con estas actuaciones, La Tordera cuadruplicará su capacidad de desalación (de los 20 hectómetros cúbicos a 80) y Foix podrá potabilizar 20 hectómetros cúbicos de agua de mar al año.

Estas actuaciones persiguen un triple objetivo, según el Ministerio: garantizar el abastecimiento de agua de las provincias de Girona, Tarragona y Barcelona; una reducción progresiva del trasvase del Ter a Barcelona, y reducir las extracciones de los acuíferos en mal estado ecológico de la costa catalana.

La desalinizadora de Foix es una de las obras hidráulicas estratégicas que la Generalitat ya planificó en la sequía de 2008, pero que se quedó olvidada en un cajón con el regreso de las lluvias y la llegada de la crisis económica.

Con el nuevo calendario, su entrada en funcionamiento se avanza cuatro años, ha señalado Mascort. "Nadie viene a salvar a nadie, trabajamos juntos desde hace meses", ha agregado.

Agua en barcos

Además, Gobierno y Generalitat también han confirmado la opción para este verano de, si fuese necesario, traer agua en barcos hasta Barcelona desde la desalinizadora valenciana de Sagunto a partir de junio (hasta 40.000 metros cúbicos de agua en dos barcos diarios), poniéndola a funcionar al 100% (ahora lo hace al 10%).

"Es la solución técnicamente más sencilla y viable, y será un agua que no compite con otros usos locales actuales ni futuros", ha argumentado Ribera.

Esta opción pasaría por delante de llevar agua del Ebro en barco desde Tarragona a Barcelona, una situación que se dio en una ocasión en la sequía de 2008, pero que requiere obras de actualización en el puerto tarraconense.

Si se llega al extremo de ser necesario el abastecimiento de agua potable en barcos para Barcelona, el coste de la desalinización del agua lo asumirá el Gobierno, ya que la infraestructura valenciana también es de Acuamed, mientras que los gastos del transporte marítimo hasta Barcelona irán a cargo de la Generalitat.