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Vence la ultraderecha de Meloni en Italia: las claves económicas y de mercado tras este giro político

  • El FdI consigue el 26,5% de los votos y el Partido Democrático el 19,4%
  • Giorgia Meloni se perfila como la primera mujer en estar al frente del Gobierno
  • Se aventura un gobierno estable, pero con muchos interrogantes económicos

La líder del partido ultraderechista Hermanos de Italia (FdI, por sus siglas en italiano), Giorgia Meloni, se perfila como primera ministra del país -la primera de la historia- después de que los resultados provisionales confirmen que es la candidata más votada en la jornada electoral de este domingo. Se trata de un giro político inédito en el país transalpino desde el fin de la II Guerra Mundial que tendrá repercusiones tanto a nivel nacional como europeo en un momento más que delicado. Las consecuencias económicas de este vuelco en la tercera potencia de la eurozona serán determinantes.

Con más del 90% de las papeletas escrutadas -tanto para el Senado como para el Congreso de los Diputados-, FdI ha conseguido el 26,5% de los votos; seguido del Partido Democrático, de Enrico Letta, con el 19,4%; y el Movimiento 5 Estrellas, de Giuseppe Conte, en tercer lugar con el 14,8% de los votantes. La Liga de Matteo Salvini habría conseguido el 9% y Forza Italia, de Silvio Berlusconi, el 8%. El bloque de derechas -compuesto por Meloni, Salvini y Berlusconi- conseguiría la mayoría absoluta en ambas cámaras, con el 43%, que le daría al bloque al menos 114 escaños en el Senado, donde se requieren 104 votos para obtener una mayoría.

Esta amplia mayoría dará bastante margen a la coalición de derechas a la hora de gobernar. Pese a la incertidumbre económica que genera un gobierno encabezado por la ultraderecha, con propuestas heterogéneas y comentadas simpatías por Rusia, los mercados no han sufrido este lunes. El FTSE MIB de Milán ha sido el mejor índice europeo entre sus homólogos, tras ganar un 0,63% en una sesión bajista en el continente. El bono italiano a diez años sí ha caído (su rentabilidad ha subido al 4,56% tras anotarse 23 puntos básicos al cierre europeo). Por un lado, la victoria de la coalición estaba más que descontada. Por otro, el resultado arroja un sesgo de estabilidad poco común en el país. Además, el viernes el parqué italiano registraba mayores pérdidas que el de sus pares europeos. Valores como Telecom Italia, FinecoBank o Moncler aún suben con fuerza.

"Los bonos italianos se encogieron de hombros ante el resultado de las elecciones de este fin de semana: suficientes votos para la coalición de derechas para garantizar la estabilidad, pero no demasiados para poder cambiar la constitución con una mayoría de dos tercios. Los diferenciales italianos se ajustaron a las elecciones en una señal de que han hecho las paces con la perspectiva de un gobierno liderado por el FdI, al menos por ahora", sintetizan los analistas de ING.

Respecto al euro, aunque la divisa desciende este lunes, los mismos expertos descartan un contagio desde Italia: "Al igual que en el caso de los bonos del Estado (BTP), el euro tiene que hacer frente a preocupaciones más importantes -la evolución de Rusia-Ucrania y la crisis energética, sobre todo- y ahora también está sintiendo algunos efectos indirectos del colapso del mercado de la libra esterlina en las dos últimas sesiones".

Federated Hermes: "Los mercados financieros han tenido tiempo de sobra para digerir la evolución del panorama político en Italia"

"Los mercados financieros han tenido tiempo de sobra para digerir la evolución del panorama político en Italia, y el cambio moderado que ha marcado el partido FdI también ha contribuido a calmar las preocupaciones sobre la situación política italiana que surgieron tras la dimisión de Draghi. Nuestro punto de partida es que el próximo Gobierno cumplirá las reglas y se ceñirá en gran medida a la senda de las reformas y la disciplina fiscal, dado que existen fuertes incentivos para ello", abunda Silvia Dall'Angelo, economista senior de Federated Hermes Limited.

Aunque hay muchos interrogantes, son dos las grandes incógnitas económicas que hay ahora mismo: qué ministro de Economía se elegirá (tecnócrata o un perfil duro) y si se estará la altura con los fondos europeos para la recuperación tras el covid.

"El proceso de formación de un gobierno durará unas semanas, y los mercados se centrarán en la elección de los principales ministros (especialmente los de Finanzas y Asuntos Exteriores) como una primera prueba de las promesas de Meloni de respetar las normas fiscales de la UE y la postura de Italia en la política internacional. En una primera fase, podríamos ver cómo el Gobierno intenta no disgustar a los mercados y seguir en líneas generales la senda de reformas marcada por el anterior primer ministro, Mario Draghi", aventura Francesco Pesole, estratega de divisas de ING.

"En nuestra opinión, la capacidad de atenerse al Plan de Recuperación y Resiliencia acordado con la Comisión Europea es el elemento clave. Cumplir con los objetivos marcados en el plan es necesario, no solo para recibir los próximos tramos del Fondo de Recuperación y Resiliencia (FRR), sino también para poder optar al nuevo instrumento del BCE para contrarrestar el riesgo de fragmentación injustificado en la zona del euro. Italia ya ha tenido que digerir bastante este año, con el giro del Banco Central Europeo, y la incertidumbre política es sin duda un factor de riesgo adicional", apuntan Dario Messi y Leonardo Pellandini, estrategas del banco suizo Julius Baer.

A vueltas con el recorte de impuestos

En materia fiscal, la entente de derechas plantea una rebaja de impuestos, dentro de un debate más amplio en el que la derecha estudia imponer un tipo único para todos los niveles de renta -del 15%, según Salvini, líder de la Liga. Meloni busca revertir algunas de las reformas que Draghi introdujo en un esfuerzo por impulsar el crecimiento. Buscar revisiones significativas podría poner en riesgo un plan de gasto de unos 200.000 millones de euros de los citados fondos de recuperación europeos.

Draghi ha gastado unos 66.000 millones de euros para ayudar a familias y empresas, pero se ha resistido a la presión política para ampliar el déficit presupuestario. Ese podría ser uno de los primeros dilemas con los que tiene que lidiar un gobierno de Meloni, señalan desde Bloomberg. El bloque de derecha también se ha opuesto a reformar un sistema fiscal obsoleto y liberalizar la competencia, dos reformas clave prometidas por Draghi para calificar para los fondos de la UE.

"Si bien los partidos de la coalición han suavizado significativamente sus posturas euroescépticas en este tiempo, mucho dependerá de su plan para relajar la disciplina fiscal y revisar en parte la agenda de reformas ya acordada bajo el gobierno de Draghi. Su primera prueba será el presupuesto fiscal, que deberá aprobarse con un apretado calendario en otoño. La tensión entre el nuevo gobierno y las instituciones de la UE es, por tanto, un riesgo que podría poner en peligro el desembolso de los fondos de la UE, añadir riesgos a la baja para las perspectivas de Italia y limitar la capacidad del BCE para contener los diferenciales de la deuda soberana", valora Pietro Baffico, European economist de abrdn.

Los retos del nuevo Gobierno

El próximo gobierno italiano deberá afrontar una serie de crisis superpuestas mientras la escasez de energía provocada por la invasión rusa de Ucrania siga alimentando la inflación desenfrenada y socave el crecimiento. El golpe a las finanzas de Italia y la perspectiva de más subidas de tipos de interés por parte del BCE han llevado el rendimiento de los bonos italianos a 10 años a más del 4,3% en comparación con menos del 1% en diciembre, recoge Bloomberg.

El nuevo gobierno deberá elaborar rápidamente un plan presupuestario antes de fin de año para presentarlo tanto al parlamento como a la Unión Europea. Es probable que la economía de Italia crezca solo alrededor del 0,4% el próximo año en comparación con una predicción del 2,4% publicada en abril.

El bloque conservador no se ha visto afectado en la campaña por la sombra de la guerra de Ucrania, que ha obligado a los tres partidos a tratar de dejar atrás su habitual empatía o incluso cercanía personal con el presidente ruso, Vladímir Putin, y su órbita.

No obstante, sí han cuestionado públicamente las sanciones impuestas por la UE contra Moscú, apelando a los efectos colaterales perniciosos, y la oposición ha tirado de hemeroteca para recordar las visitas de Berlusconi y Putin a la península de Crimea o los lazos de la Liga con el oficialista Rusia Unida, entre otras historias.

Meloni reclama mandar

Cuando se publiquen los datos definitivos, Meloni tendrá que reunirse con sus socios de coalición para conseguir un acuerdo que le permita colocarse como primera ministra del país. Una vez repartidos todos los escaños -en virtud de un sistema que combina listas y candidaturas uninominales-, corresponderá a Mattarella abrir a mediados de octubre una ronda de contactos.

Unos 50 millones de italianos estaban llamados a elegir quiénes ocuparán 400 escaños de la Cámara de Diputados y 200 del Senado. En ambas cámaras habrá ahora menos legisladores, conforme a lo establecido en una reforma constitucional avalada en referéndum por la ciudadanía en septiembre de 2020.

La presidenta de FdI ha pedido en una declaración institucional en la noche del domingo la dirección del próximo gobierno italiano. "Ha llegado una indicación clara de los italianos de un gobierno de centro-derecha dirigido por los Hermanos de Italia", ha afirmado ante sus seguidores en el Hotel Parco dei Principe en Roma.

La líder de Hermanos de Italia, una formación surgida como escisión del centro-derecha de Silvio Berlusconi y que en apenas diez años ha pasado de ser una anécdota nacionalista, ultraconservadora y antieuropea a posicionarse como favorita.

La líder, que en su juventud describió al dictador Benito Mussolini como "un buen político", es ahora el mayor exponente del descontento social que ha relegado a un segundo plano a los bloques que tradicionalmente habían dominado la política italiana, gracias al cual también lograron importantes resultados en las elecciones previas el Movimiento 5 Estrellas (M5S) y la Liga.

En el caso de Meloni, ha sumado nuevos adeptos tras matizar parcialmente algunas líneas de su discurso -sigue siendo crítica con la UE, pero ya no plantea la salida del euro-, pero se mantiene fiel a sus mensajes en contra de la inmigración o en favor de la familia tradicional.

"Creemos que algún enfrentamiento entre Italia y la UE sobre los temas centrales del partido de Meloni (como la inmigración) puede desencadenar alguna reacción adversa del mercado más adelante, y que las decisiones fiscales pueden ser objeto de un mayor escrutinio si presiona con propuestas de recorte de impuestos, pero es simplemente demasiado pronto", añade el equipo de ING encabezado por Paolo Pizzoli.

Sin alternativa de izquierdas

Ni las advertencias sobre la influencia rusa ni los avisos relativos hacia un potencial giro radical en la política interna han servido para que se configure una verdadera alternativa de izquierdas en Italia, a pesar de los esfuerzos del ex primer ministro Enrico Letta de aunar fuerzas en torno al Partido Democrático (PD).

El frente de izquierdas finalmente ha quedado desdibujado con Europa Verde, Izquierda Italiana y Compromiso Cívico -este último un partido creado por Luigi di Maio-, y aunque aspira a superar el 20% de los votos, podría no bastarle a Letta para tener opciones de gobierno.

Por detrás se sitúan el M5S, liderado por el ex primer ministro Giuseppe Conte y que ya dejó claro desde un inicio que iría por libre, y una alianza 'ad hoc' entre la Italia Viva de Matteo Renzi y la Acción de Carlo Calenda, que a lo más que aspiran a tener algo que decir en unas hipotéticas negociaciones postelectorales.

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