
La renuncia de Klaus Schwab al frente del Foro Económico Mundial que se confirmó el mes pasado puede tirar por tierra los planes de futuro que tenía la institución, que pretendía colocar a Christine Lagarde en la presidencia una vez terminase su mandato como presidenta del Banco Central Europeo. Los acontecimientos se han precipitado en el foro que se reúne todos los años en Davos, después de que el histórico fundador del foro, de 90 años, chocase con el consejo del organismo el pasado mes de abril, tras recibir una acusación de malas prácticas y corrupción. Por el momento, de forma interina, le sustituirá Peter Brabeck-Letmathe, expresidente y ex-CEO de Nestlé, pero el consejo debe tomar una decisión sobre su sustituto.
Según explican fuentes de Bloomberg conocedoras de la situación, el Consejo del Foro de Davos había tomado ya una decisión de que fuese Christine Lagarde la sustituta de Schwab al frente del organismo. El problema ahora es que se abre un hueco de dos años, entre la dimisión del expresidente, y la disponibilidad de la presidenciable, que no termina su mandato al frente del Banco Central Europeo hasta el año 2027. Los planes de Schwab y del consejo eran no jubilarse hasta ese momento, pero las acusaciones de corrupción se han echado encima del fundador del Foro.
Schwab (1938, Ravensburg, Alemania), ha estado al frente del Foro de Davos desde su fundación, en el año 1971. Durante cinco décadas ha conseguido construir el foro económico más importante del planeta, en el que se reúnen las principales personalidades del mundo económico y político para debatir temas como la pobreza o el cambio climático. El foro ha tenido que hacer frente a duras críticas en los últimos años por la propuesta que presentó Schwab en 2020, "El Gran Reinicio", para reconstruir la economía de forma sostenible tras la pandemia de Covid-19, y recientemente, el mandato de Schwab se ha puesto en peligro por las acusaciones de ha recibido el presidente.
El conflicto estalló en abril, cuando el Consejo recibió una carta con acusaciones de malas prácticas financieras a Schwab, algo que él niega, pero que han sido suficientes para que el presidente decidiese dejar el cargo, antes de lo previsto.
Ahora el Consejo tendrá que decidir cómo enfrenta el vacío de poder en el organismo, un Consejo que está formado por Peter Brabeck-Letmathe, de 80 años, quien ahora es el presidente interino, y otras grandes personalidades del mundo económico, como el CEO de BlackRock, Larry Fink, la presidenta del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, y el exvicepresidente de Estados Unidos, Al Gore, además de la propia Lagarde.
El perfil de la presidenta del BCE era considerado perfecto por parte del Gobierno, para enfrentarse a la reforma del Foro que se considera que deben acometer tras la salida Schwab. Además, Lagarde tiene un buen currículum, tras haber sido la primera mujer en dirigir el ministerio de Finanzas de Francia, en presidir el Fondo Monetario Internacional, y en presidir el Banco Central Europeo.
Además, Lagarde ha confirmado ser una gran convencida de la necesidad de luchar contra el cambio climático, y está alineada con la orientación del Foro de Davos (no en vano es parte del Consejo), algo que ha quedado patente cuando, bajo su presidencia, el BCE ha decidido incorporar criterios climáticos a la hora de establecer la política monetaria de la zona euro.