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El Banco de Japón está atrapado entre su enorme cantidad de deuda y un coste de financiación récord

  • El gobernador Ueda retrasó su subida de tipos por el riesgo inflacionario
  • Los bonos en el balance del banco nipón rozan los 6,7 billones de euros al cambio
  • La deuda a 30 años está casi en el 3%, en zona de máximos históricos
Gobernador del Banco de Japón, Kazuo Ueda, esta semana. Reuters

Prácticamente, ninguna firma de inversión o análisis esperaba esta semana una subida de tipos por parte del Banco de Japón. Y el gobernador responsable de la política monetaria que va en la dirección opuesta al Banco Central Europeo o a la Reserva Federal de Estados Unidos cumplió con las expectativas del mercado. Kazuo Ueda anunció ante los inversores que no es el momento de realizar un nuevo ajuste restrictivo, por el momento, con otra subida de tipos y que estos se mantendrán un tiempo más en el 0,5% actual. No obstante, la sorpresa estuvo en que desde la institución plantearon suavizar el recorte de compras de deuda como parte de su estrategia de retirada de estímulos. Todo ello en un contexto en el que hay casi 6,7 billones de euros de deuda nipona en manos del Banco de Japón y que los costes de financiación para el país a largo plazo están alcanzaron en 2025 máximos históricos que amenazan con arrastrar a la crisis a toda la renta fija global.

Una de las vías más rápidas y directas que tiene un banco central para atajar una inflación al alza y evitar el sobrecalentamiento de una economía es subir los tipos de interés. Este es el manual que sigue el Banco de Japón (BoJ) como también lo hizo anteriormente el Banco Central Europeo o la Reserva Federal de EEUU. Sin embargo, al gobernador del BoJ, Kazuo Ueda, se le juntó un balance cargado de deuda con un coste de financiación casi en el 3% en el caso de los bonos nipones a 30 años. Y es que el efecto que tiene incrementar los tipos para frenar la subida de los precios también dispara la rentabilidad de los bonos y fortalece a la divisa nacional frente a sus pares. En este caso, el yen japonés.

Pero el Banco de Japón tiene uno de los balances más cargados de deuda nacional del mundo. Con los últimos datos disponibles, el BoJ tiene más de 1.070 billones de yenes en bonos nacionales, que al cambio en euros alcanzan los 6,69 billones, según Bloomberg. Es casi la mitad del total de la deuda japonesa en circulación y representa un 120% del producto interior bruto del país. Por comparación, la deuda en manos de la Fed supone un 22% del PIB de EEUU y en el caso del BCE supera el 40%.

Reducir este balance (deteniendo la adquisición de deuda y dejando que venzan los bonos que ya compró) es una forma de ajustar la política monetaria de manera restrictiva pero sin subir los tipos de interés. Sin embargo, el Banco de Japón no puede realizar esta maniobra encubierta sin tensar al conjunto del mercado de renta fija del mundo.

Además, Japón sigue comprando deuda nacional para evitar que los costes de financiación se vuelvan incontrolables. Hasta la fecha, mantenía un ritmo de reducción en estas compras de bonos 400.000 yenes (ajuste cuantitativo). Ahora, Kazuo Ueda comunicó al mercado que esta reducción en las compras pasaría a ser de 200.000 millones de yenes (unos 1.200 millones de euros al cambio) a partir del próximo año fiscal. "Las reducciones más pequeñas en las compras de bonos tienen como objetivo abordar el reciente aumento del rendimiento de los bonos", explica el economista jefe de Mitsubishi UFJ, Shinichiro Kobayashi.

La acción de Ueda responde así a un intento del BoJ de dar estabilidad al mercado, pero atrapa a la institución en un bucle en el que el balance del banco crece sin poner coto a los precios y con los costes de financiación al alza. Si la deuda a 30 años ronda el 3% (llegó a traspasar el 3,1% recientemente) y los bonos a 40 años alcanzaron el 3,67% (también máximos históricos) de rentabilidad en el mercado secundario es porque la demanda de deuda japonesa a muy largo plazo está en mínimos de casi tres décadas, según las últimas subastas a 20 años. Las estimaciones de Bloomberg recogen que el Banco de Japón aún estaría comprando dos billones de yenes cada mes a partir del año que viene con esta nueva reducción den las compras, por lo que el balance no encontraría un desahogo por esta vía.

De ahí que si Japón sigue emitiendo deuda sin respaldo del BoJ se tensará el rendimiento de los títulos nipones ya en circulación. "Hay una aversión global a las tasas de interés a ultra largo plazo debido a las preocupaciones inflacionarias, y ahora Japón está en el foco de atención, enviando un efecto contagio alrededor del mundo", comenta el gestor de carteras en BlueEdge Advisors, Calvin Yeo.

"Lo que ocurra allí tendrá implicaciones para otros bonos de mercados desarrollados", recalca John McCain, estratega jefe de renta fija de Charles Schwab & Co. en referencia a cómo el mercado de deuda japonés tiene la capacidad para afectar a toda la renta fija global, como ya pasó en agosto del año pasado con el cambio de estrategias de carry trade en el que el yen fue el protagonista.

A la espera de la evolución de los precios

"Tomamos nuestra decisión para asegurarnos de no recortar las compras demasiado rápido de una manera que causaría un impacto negativo en la economía a través de una volatilidad anormal en los rendimientos", dijo este martes el gobernador Ueda en referencia a la deriva de la rentabilidad de los bonos nipones en el mercado y su estrategia de gestión del balance. El plan del Banco de Japón de retirarse más despacio del mercado de bonos responde a que desde la institución aún quieren ver el impacto real de la guerra arancelaria en un país tradicionalmente importador y con déficit comercial.

Además, está el riesgo de un repunte de los precios del petróleo para la economía japonesa que importa casi un tercio del combustible que consume de Oriente Medio. En abril el índice de precios nacional de referencia repuntó hasta el 2,9%, lo que está lejos del objetivo del BoJ, es superior al dato anterior y está por encima del promedio de los últimos tres años. Japón llegó incluso a intervenir el precio del arroz para evitar que los consumidores soporten un repunte de la inflación. "Si bien el enfoque más lento del BoJ para reducir las compras proporciona una visión más clara de la trayectoria de su política, probablemente no tendrá efecto calmante inmediato que anhelan los inversores", considera el estratega jefe en Mizuho Securities, Shoki Omori.

"No hay evidencia de que el rendimiento de los bonos del Tesoro a 30 años haya alcanzado su punto máximo", dijo. Shoichi Tokuoka de Mitsubishi UFJ Asset Management. "Es probable que las tasas de interés sigan subiendo a medida que la inflación se fortalece y que los bonos gubernamentales a ultra largo plazo sigan aumentando a nivel mundial", afirmaron desde la firma de inversión nipona.

Por lo pronto, los contratos financieros OIS (overnigt indexed swaps, instrumentos que sirven para protegerse frente a cambios en los tipos de interés y que se utilizan para proyectar los tipos futuros) no estarían recogiendo una subida de tipos de interés en Japón hasta diciembre de este año. Y ese movimiento sería de 10 puntos básicos, por lo que sería un ajuste menos restrictivo que los vistos durante lo que va de ciclo.

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