Su generación carga a las espaldas dos crisis globales y les pesa el recuerdo del boom inmobiliario en el que crecieron viendo cómo se concedían hipotecas a discreción. Ahora, los jóvenes españoles tienen que esperar a tener casi 30 años para emanciparse y, si se les pasa por la cabeza comprar una vivienda, la precariedad del mercado laboral les devuelve a tierra.
Primero la de 2008 y ahora el coronavirus, la cuestión es que desde hace 13 años, dejar el nido y empezar a vivir por su cuesta es casi una misión imposible para la juventud. "En su infancia vieron los gozos del boom inmobiliario, con un nivel de vida muy alto, y cuando empiezan su joven adultez se dan cuenta de que la cosa se complica", ha indicado Sergio Nasarre, catedrático de Derecho Civil de la Universidad Rovira i Virgili en el foro 'Vivienda y jóvenes: ¿Es posible la propiedad?' que recoge Europa Press y que ha sido organizado por la Fundación del Notariado.
Datos. Según el informe de Eurostat de 2020, la edad de emancipación se retrasa en España hasta los 29,8 años frente a los 26,4 años de la media europea. Esto se debe, principalmente, a la precariedad del mercado laboral en la que sobreviven.
Si ya el acceso al alquiler se complica (sobre todo sin compartir piso), las opciones para ser propietario de una vivienda se antojan inviables por el muro de la hipoteca. A pesar de que cada vez más jóvenes prefieren el alquiler a la compra (en torno a un 20 o 25% prefiere no destinar sus ahorros para endeudarse en inmobiliario), la idea de propiedad, tan arraigada en la sociedad española, sigue dominando también en esta generación, que necesita recurrir en muchas ocasiones a avales de familiares o donaciones de propiedades o de liquidez, como ha comentado la vicedecana del Colegio Notarial de Madrid, Concepción Barrio Olmo.
Los bancos, más prudentes tras 2008
La crisis financiera de 2008 llevó (si no obligó) a los bancos a tener una "actitud más prudente" a la hora de conceder préstamos, según ha recordado en el foro el director de Estrategia y Sostenibilidad de la Asociación Española de Banca (AEB), Juan Carlos del Rieu. La consecuencia directa afecta a esta generación 'precaria'.
En esta idea ha abundado en el evento la presidenta del Consejo de la Juventud de España (CJE), Elena Ruiz, al señalar que para un joven, "es casi imposible poder adquirir la entrada a una vivienda, a una hipoteca" por los bajos salarios y la poca seguridad que da la temporalidad de sus contratos. Si no la alta tasa de paro.
Pero la razón de mayor peso en la precariedad, el mercado laboral, no es la única. A ella se unen la falta de oferta de vivienda y el encarecimiento del coste de vida, que crece a mayor ritmo que los salarios. "En cifras medias, la juventud de hoy cobra menos que hace 20 años", ha señalado Ruiz, que ha recordado que la precariedad de los jóvenes repercute en la capacidad productiva del país traducida en menor natalidad y menor consumo.
Para explicar el estado actual del mercado inmobiliario, el presidente de la Asociación de Promotores y Constructores de España (APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado, retrocede también hasta 2008 para ubicar el inicio del problema. Fue entonces, ha señalado, cuando surgió el desinterés estatal por la vivienda pública y se incentivó la construcción privada. Y de aquellos barros, estos lodos.