La sostenibilidad y la eficiencia energética son palabras que llevamos mucho tiempo escuchando pero que no ha sido hasta hace poco cuando han empezado a calar realmente entre las empresas y la sociedad española. El caso de Dolores Huerta, actual directora general de Green Building Council España, es sin embargo distinto, ya que desde que inició su carrera tenía el sueño de poder dedicarse en un futuro a la arquitectura, "pero desde una sensibilidad medioambiental muy fuerte".
En su formación aprendió la importancia de "construir con el clima y no contra el" y cuando dio sus primeros pasos profesionales se inició en arquitectura bioclimática. Desde entonces Huertas se ha mantenido firme en su camino y asegura que en los últimos diez años ha aprendido que "la sociedad tiene un gran potencial de cambiar su destino". Así, la experta cree que organizándose y con el tejido asociativo se puede generar un gran impacto y anticiparse a las normativas, ya que realmente debe ser la sociedad la que vaya dibujando hacia donde quiere dirigirse.
¿Cree que realmente empieza a haber conciencia social sobre la importancia de la edificación sostenible o todavía estamos lejos de otros países?
La pandemia ha venido a despertar esa concienciación de la sociedad. Estamos en un mundo frágil, no somos irrompibles, y una pandemia ha venido a demostrárnoslo y cada vez la concienciación de que tenemos que vivir en un equilibrio entre nuestro crecimiento como sociedad y el planeta que tenemos como fuente de recursos es cada vez más amplio. Es cierto que ha llegado más tarde que en otros sitios de Europa y lo que está descubrir por parte de la ciudadanía son las soluciones que se pueden poner en marcha para reducir el impacto medioambiental. Además, aún nos falta por adquirir el conocimiento del papel que juegan los edificios en este tema. En un primer momento todos hemos sido conscientes de que tenemos que hacer un consumo más responsable y sabemos que la movilidad tiene que transformarse, sin embargo, con la vivienda esto no pasa. Empieza a ser más normal en el momento de la compra, pero cuando ya vives en una vivienda no te planteas que podrías hacer para que fuera más sostenible. Vives en ella y cuando quieres mejorarla piensas en cambiar la cocina, el baño, los muebles, pero no en disminuir el impacto y mejorar la sostenibilidad.
¿Este desconocimiento podría cambiar con el impulso de los fondos europeos, o hará falta algo más que el dinero para incentivar a la gente a rehabilitar su casa?
Para que alguien se meta en un proceso de rehabilitación tiene que haber un deseo de hacerlo y eso es lo que tenemos que despertar. Por lo general no existe el deseo por meterte en unas obras de rehabilitación y una vez lo logremos necesitamos que se facilite el proceso y la financiación. Esta última era una de las primeras barreras que ahora desaparece gracias a la oportunidad única que traerán los fondos europeos. Ahora hay que tocar la fibra sensible para desear la rehabilitación y para ello lo mejor es poner encima de la mesa casos prácticos de vecinos que han sufrido unas obras durante un tiempo pero que están encantados con el resultado. A todo el mundo que le preguntamos nos dicen una y mil veces que merecía la pena y no saben cómo podían vivir antes de esa manera. Es una cosa muy difícil de explicar por qué aparte de la fachada nueva, la sensación de vivir en una casa rehabilitada que tiene un confort térmico, que tienen unas mejores prestaciones y un mayor ahorro energético además de un ambiente más saludable es difícil de trasladar si no se vive. Por eso esas ayudas tienen que venir con campañas de información y comunicación muy potentes y con la figura de las oficinas de proximidad o ventanillas únicas en las que alguien que quiere rehabilitar su casa sepa cómo actuar.
Comentabas que es importante facilitar el proceso una vez tenemos el dinero sobre la mesa...
Cuando la gente quiere un coche se va al concesionario, pero cuando quieres rehabilitar tienes que buscar arquitecto, constructor, empresa de servicios energéticos, financiación, alguien que te tramite las ayudas... Es una vorágine de tramitación compleja que puede echar atrás a la gente con ganas de rehabilitar. Por eso es muy importante que se generen instrumentos de acompañamiento que hagan que todo salga bien.
"La subvención debería ser un incentivo pero no una solución a largo plazo"
Según los expertos se deberían rehabilitar unas 300.000 unidades al año para cumplir con los objetivos fijados por la Unión Europea, ¿es la fórmula de la subvención la mejor para poder mantener estas cifras en el largo plazo una vez se agoten los fondos Next Generation?
La subvención debería ser un incentivo, pero no la solución a largo plazo. Es mejor facilitar la financiación y dejar la subvención para los casos mas vulnerables. Durante muchos años los bancos han tenido la gran traba de que las comunidades de propietarios no tenían personalidad jurídica que permitiera dar créditos, y sin embargo los estudios de los bancos demuestran que las comunidades de propietarios son los clientes con una menor tasa de morosidad. Hay muchos bancos que dan estos préstamos sin pedir aval y solo con la toma de decisión en junta de propietarios de una comunidad. El IDAE con el plan PRE, ha firmado acuerdos para que el resto de la financiación la den los bancos con un listado inmenso de entidades y creo que acabarán sumándose todas.
Más allá de la banca tradicional, ¿qué otras fórmulas se están manejando para financiar la rehabilitación actualmente?
Hay otros instrumentos de financiación público-privada, que son más incipientes y están más en desarrollo como el modelo PACE (Property Assessed Clean Energy) que lo que busca es atraer financiación privada y que sea la administración pública local quien gestione las ayudas mediante esas oficinas de proximidad y garanticen el recobro de las deudas. Lo cierto es que hay fondos de inversión que quieren entrar a financiar la rehabilitación, no solo la banca privada tradicional. Lo único es que esos fondos y esas líneas de financiación son más novedosas y se encuentran a veces con algunos escollos en la propia legislación. Por otro lado, también se ha hablado del Ecobunus italiano, que es algo similar, pero es a través de las declaraciones de la renta de forma que puedes desgravarte toda la inversión en rehabilitación y luego todo ese dinero que presta el Estado puede sacarlo a financiación privada. El Ecobonus ha funcionado muy bien en Italia. Primero financiaba alrededor de un 80% y ahora está en el 110%. Luego también está la iniciativa pública que puede poner en marcha fondos revolving de forma que el dinero público se va recuperando. De momento esto se ha hecho puntualmente y hay algún caso como el de Barcelona, en Santa Coloma de Gramanet. Ahí han creado un pequeño fondo con capital público y lo van recuperando. En esta ocasión prestaron especial atención a los casos que no podían poner nada de dinero y en la próxima transmisión de la propiedad ese dinero se recobrará. Se trata de instrumentos mas novedosos y el objetivo con estas nuevas vías es que el de la rehabilitación se convierta en un sector estable y que se financie siempre con una pequeña ayuda del Estado y con mucha más financiación privada.
"Lo que pedimos al sector inmobiliario es descarbonizarse en toda su fase de ciclo de vida"
En el sector inmobiliario cada vez más se presume de ser sostenibles y eficientes, pero ¿todo lo que cuentan se está llevando a la práctica?
Hablando todo el mundo apuesta. En la práctica suelo ver un par de indicadores para ver cómo y cuánto de serios son. El primero es que tengan a gente profesional en este ámbito dentro de la empresa y no sean solo los departamentos de marketing y comunicación los que hablen de sostenibilidad. Si el mensaje ha calado a otros departamentos, sobre todo en el área técnica y en el de dirección, ves que si están avanzando. La máquina inmobiliaria tarda mucho en girar y una cosa es anunciar que van a apostar por la sostenibilidad y otra es haber cambiado los procesos internos y su oferta inmobiliaria para demostrarlo. Pero es cierto que ahora mismo hemos notado incluso crecimiento de nuestra propia asociación. Hemos visto que de repente se ha registrado un incremento muy rápido en el mercado tradicional especialmente por parte de las grandes promotoras y yo creo que si que han puesto la sostenibilidad como un vector de transformación de su modelo de negocio y ahora falta demostrarlo y hay mucho recorrido.
¿Cree que el Código Técnico de Edificación debería fijar unos estándares más altos en sostenibilidad?
Siempre se puede ir más allá, porque el Código Técnico es conservador para no dejar a nadie atrás y además solo explica la parte de la eficiente energética en fase de uso y lo que estamos pidiendo al sector es que se descarbonice en toda su fase de ciclo de vida completa y además llevar el modelo hacia la economía circular y eso requiere de una transformación de segunda generación. En la primera primera se hacían simulaciones energéticas para que el edificio consumiera muy poca energía en fase de uso y eso ya es reglamentario y es el estándar, no me vale que me vendas una vivienda clasificación energética A como algo excepcional, ya que debería ser el nuevo estándar, ahora necesitamos que demuestres que en todo el ciclo de vida, incluida la energía y emisiones incorporadas en fase de fabricación, mantenimiento y fin de vida útil, has conseguido llegar a la descarbonización total o casi total. Lo que hoy construyes probablemente esté en pie más de 100 años y hay que pensar si va a ser flexible para dar servicio durante ese tiempo y se puede transformar y si al final de su ciclo de vida podremos utilizar ese edificio como banco de materiales para un nuevo inmueble y esa manera de pensar es una segunda revolución en la manera de construir. Siempre hay pioneros y gente valiente que apuesta, pero en la generalidad del mercado aún no estamos ni en la primera revolución. En las grandes inmobiliarias en obra nueva es muy difícil encontrarte malos ejemplos de edificios en certificación, pero si malos edificios en salubridad, por la calidad del ambiente interior, gestión de los residuos. Es necesario que empecemos a construir pensando en la deconstrucción, incorporar materiales de bajo impacto ambiental y materiales locales.
¿Construir de forma sostenible y un producto sostenible encarece el precio final de la vivienda?
Puede encarecer en algunos aspectos, pero el criterio económico debería ser uno más en la búsqueda de la sostenibilidad, ya que se define como un equilibrio entre reducir el impacto ambiental, económico y social o tener un impacto positivo o regenerativo en esos tres aspectos. Lo que si hay que cambiar es la manera de pensar en el coste y empezar a pensar en el coste en el ciclo de vida. Si hiciera un edificio sin aislar sería más barato hoy, pero calentarlo en el ciclo de vida me cuesta más. El día que se compra sale más barato, pero en su uso o mantenimiento sale más caro. Pensar en el coste de ciclo de vida hace que muchas operaciones relacionadas con la sostenibilidad sean no solo más costosas si no muy rentables. Los ahorros que se pueden conseguir en la gestión del agua, que es otro de los grandes problemas que vienen derivados de nuestro impacto ambiental, gestión de la energía o el mantenimiento de los edificios influyen mucho en el coste y deberían influir en el análisis del coste global.
¿Cómo se está implantando la sostenibilidad en el sector inmobiliario terciario?
Ellos fueron los primeros. El tener un edificio en propiedad y en gestión y que las cuentas del edificio formen parte de las cuentas de la empresa les hace ser más conscientes de las posibilidades de mejora y por lo tanto son más rápidos adoptando esas decisiones y los primeros edificios que empezaron a rehabilitarse y certificarse en España son precisamente terciarios. La tendencia llegó a nuestro país con las grandes multinacionales. El compromiso venía de fuera, pero es cierto que los patrimonialistas fueron los primeros que tiraron del carro y ahora mismo nadie se plantea construir por ejemplo un edificio de oficinas que no tenga una certificación ambiental o con estándares muy altos de sostenibilidad y eficiencia. Además, esto genera un aumento del valor en el mercado y el retorno es muy inmediato si lo vas a poner en alquiler y si lo ocupas tu mismo tiene unos menores gastos de mantenimiento. Otra cosa es todo lo que hay construido, ya que hay millones de m2 de otros edificios terciarios en los que queda mucho por hacer.
¿Cuál cree que va a ser el material del futuro en el mundo de la construcción?
Todos tendrán un futuro, pero habrá un reajuste. Lo que pasa en otros países es que se ha obligado a hacer un análisis del ciclo de vida de los edificios. De este modo empiezan a tener valores de referencia para saber cuánto pueden reducir esa huella ambiental en todo el ciclo de vida. Una vez tienes esas referencias se pueden poner unos topes, igual que se ha hecho en los kilovatios por m2 y año que podemos consumir. Y esa es la evolución que tiene que dar el código técnico. Hay materiales que tienen una menor huella de carbono, como la madera, la piedra y el barro. Es dar un salto atrás para dar un salto hacia delante. Son materiales que se han usado tradicionalmente y que ahora no están preparados para dar una respuesta a gran escala, pero igual que el hormigón tienen el reto de descarbonizarse y lo tiene difícil, los pequeños fabricantes de materiales menos industrializados tienen el reto de dar ese paso a delante. Hoy en día el material más maduro es la madera, pero es frágil porque si hay una demanda muy alta de madera hay una inflación de precios. Tiene que hacerse de forma paulatina.