
Acabamos de conocer que la firma de hipotecas subió un 31,7% interanual en junio tras cerrarse más de 41.000 préstamos, la mayoría de tipo fijo, incrementándose al mismo tiempo los precios, un 15,5% más que un año atrás, cifras récord que apuntan a un mercado inmobiliario cada vez más estresado.
Y es que cada vez son más los españoles que prefieren hipotecarse que vivir de alquiler por considerar que es una opción más factible, aunque la mayoría considera que las condiciones hipotecarias actuales hacen difícil hacerlo: los gastos de entrada, notaría, impuestos... para una vivienda de 200.000 euros habría que tener ahorrados en primera instancia alrededor de 60.000.
Teniendo en cuenta que el salario medio anual fue de 28.049,94 euros por trabajador en 2023, según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), ahorrar tal cantidad de dinero conllevaría, guardando el 30% del salario por ejemplo, más de siete años. Durante este periodo también hay que asumir facturas y, muy probablemente, alquiler, lo que acaba por mermar de forma considerable las intenciones de los que quieren convertirse en propietarios.
De hecho, hoy en día acceder a una vivienda es prácticamente imposible a no ser que exista "un patrimonio previo que, en la mayor parte de los casos, llega vía herencia". Es lo que expresa el Doctor en Finanzas Luis Garvía en uno de sus últimos vídeos en redes sociales. El experto, habitual colaborador de varias tertulias televisivas, asegura que "en los años 80, más o menos con cuatro o cinco años de sueldo tenías para una vivienda".
"El problema de la vivienda es generacional"
Si comparamos, el 81% de los nacidos entre 1946 y 1965 tenían casa a los 42 años, un porcentaje de apenas el 25% para los que nacieron entre 1985 y 1995, evolución que se debe, a grandes rasgos, a tres baremos:
- La vivienda era más barata entre los años 70 y 90 que en la actualidad.
- Las hipotecas eran más accesibles.
- La revaloración de pisos que antes costaban 50.000 euros y ahora no bajan de 300.000, cifras inasumibles para la mayoría.
Mientras, los jóvenes de la década de 2020 enfrentan más deuda, hipotecas tardías, sueldos que crecen a un menor ritmo que la inflación y menor capacidad de ahorro acusada, en gran medida, por los altos alquileres y la precariedad laboral. ¿Esto qué provoca? "Que la generación que sí pudo acceder a una vivienda tenga cada vez más riqueza y haya acumulado un patrimonio", a costa de que la generación más joven viva una situación "cada vez más precaria" en lo inmobiliario, a juicio de Garvía.
La solución no pasa por aprobar ayudas al alquiler, ni por bonos para jóvenes ni mucho menos por subvencionar la entrada de hipotecas. "Que el Gobierno de dinero para acceder a una vivienda no solo no soluciona el problema, sino que lo empeora". No se trata de hacer accesible la vivienda, que también, se trata de construir más por el problema de oferta que hay porque si no hay casas, ¿Quién las va a comprar?
"Si hacemos que la demanda tenga cada vez más dinero, el precio de la vivienda va a seguir subiendo. ¿Cómo se puede solucionar este problema? Creando más vivienda, facilitando el acceso a aquellos que realmente estén en una situación complicada y facilitando los trámites asociados con la construcción de vivienda", razona el experto.
La solución pasa por construir
Referente a esto último, Garvía opina que "no tiene ningún sentido que para construir una vivienda dediquemos más tiempo a la burocracia asociada con la construcción de tres o cuatro años que a la problema construcción del inmueble".
Precisamente la burocracia asociada a la compra de vivienda es el proceso más tedioso antes de convertirse en propietario: contrato de arras, solicitud de la nota simple, tasación del inmueble, visitas al notario, pago de impuestos, inscripción en el Registro de la Propiedad... y la lista de procedimientos continúa solo para comprar, para construir aumentan de forma considerable.
Con todo, si hay algo en lo que Garvía hace hincapié es en que para solucionar el problema generacional de la vivienda hace falta construir más vivienda pública, reducir las trabas para construir y alquilar e incentivos para la compra de la primera vivienda, una medida esta última que muchos vienen reclamando en los últimos años: rebajar el IVA para la compra de la primera vivienda.