Una de las tradicionales fortalezas de la economía valenciana, su fuerte peso exportador que le permitía contar con una balanza comercial positiva pese a la dependencia energética, se está viendo seriamente afectado por las continuas subidas de precios. Hasta el punto que en los dos primeros meses del año el saldo comercial se sitúo en mínimos y el importe de lo que se compra al exterior ya amenaza con superar a lo que se exporta.
Durante los dos primeros meses del año el volumen de las exportaciones crecieron un 46,2%, hasta situarse en 6.175,3 millones de euros, apenas 32,7 millones de euros más que las exportaciones. Por su parte las ventas internacionales valencianas crecieron a la mitad en este mismo periodo, un 22%
Un crecimiento desbocado impulsado por la inflación que se dejó notar fundamentalmente en las compras de energía, con un incremento del 134% respecto a los dos primeros meses de 2021 y un saldo negativo de casi 400 millones, a pesar de que también el valor de lo que se exportó (combustible refinado de la planta de bp en Castellón) dobló su importe.
La variación fue especialmente significativa en el caso del gas, a través de la regasificadora de Sagunto, que en los dos primeros meses de este año llegó a más que duplicar el valor de las importaciones de todo 2021, con más de 200 millones. En el caso del petróleo de la refinería de bp en Castellón, el incremento hasta febrero fue del 65%.
El aumento del precio de las materias primas también contribuyó al cambio en la balanza comercial. Así, con un aumento de casi el 70% en las importaciones se situó por delante del alza de las semimanufacturas no químicas, con un alza media del 67,2%. En los metales no ferrosos el incremento llegó al 87% y en el hierro y acero al 67%.
Química y automóvil
Otro ejemplo es la química, un sector que ha ganado peso exportador con la pandemia, pero como ha visto como se giraba el saldo comercial en lo que va de año hasta superar la importación a la exportación tras crecer un 52% el valor en estos dos meses.
En el caso del automóvil, las exportaciones crecieron un 32%, aunque la inflación también se ha dejado notar en los coches fabricados en Valencia y las ventas al exterior tras una tendencia bajista en los últimos tres años ha sufrido un impulso del 37,3% y aún se mantiene en terreno positivo.
El principal motor exportador, la alimentación, se ha visto también muy golpeado. Aunque sigue siendo el apartado más positivo al descontar lo que se compra de lo que se vende fuera, mientras lo que se importó aumentó un 31% lo exportado creció apenas un 5,2%, con un dato preocupante a añadir: la partida de productos hortofrutícolas se redujo un 2% y la de cítricos un 6%.