
El presidente del Gobierno Vasco, Imanol Pradales, ha confirmado este lunes las intenciones del Gobierno Vasco de entrar en el capital de Talgo, como adelantó elEconomista.es, pero vincula su presencia en el accionariado del fabricante de trenes a que la empresa encuentre un socio industrial que garantice su continuidad en Euskadi. Los planes del Ejecutivo compartido entre PNV y PSOE contemplan la adquisición de una participación de entre el 5% y 10% de Talgo para aportar equilibrio financiero en el medio plazo, pero sin pretensiones de gestionarla.
A juicio del mandatario del PNV, que eludió confirmar si lo hará a través del fondo regional de apoyo a las empresas Finkatuz o a través de otro mecanismo público, "es a Talgo a la que corresponde buscar un socio industrial" para resolver la encrucijada en la que se sitúa debido al interés de su máximo accionista, el fondo británico Trilantic, por salir de la compañía. El lehendakari se pronunció a este respecto en una rueda de prensa celebrada en Bayona (Francia) tras una reunión con el presidente de la Mancomunidad del País Vasco francés, Jean-René Etchegaray.
La pretensión del Gobierno Vasco pasa por que el fabricante de trenes español, cuya mayor instalación se sitúa en Rivabellosa (Álava), pueda garantizar su actividad industrial en el País Vasco y continúe siendo "una empresa de referencia". La planta alavesa cuenta con 700 empleados, a la que se suman otros 500 en su sede de Las Matas (Madrid). Ambas actúan de polo tractor de la economía regional y moviliza recursos de industria asociada, un factor que ha invitado al Ejecutivo Vasco a actuar.
Por esa razón, Pradales aseguró que defenderá "el arraigo de las empresas industriales en Euskadi, como hace habitualmente" y facilitará "que eso se produzca", pero siempre sujeto a la entrada de un socio industrial de garantías. El PNV ha tanteado a varias empresas de la región, sin que por el momento se haya encontrado un socio que aporte apoyo financiero y espacio para producir, la necesidad más urgente de Talgo.
La operación, diseñada conjuntamente entre los gobiernos regional y nacional, busca salvar las delicadas circunstancias del fabricante de trenes, sujeto a grandes pedidos en curso y con una cartera de más de 4.000 millones de euros, pero que no cuenta con suficiente capacidad de producción para llevarlos a cabo a tiempo.
La fórmula ITP para lograr una solución
Los máximos accionistas de Talgo (Trilantic y las familias Abelló y Oriol) acordaron la venta de la totalidad de la compañía al consorcio húngaro Ganz-MaVag, compuesto por la empresa Magyar Vagon y el Estado de Hungría, que además iba a financiar toda la operación. A finales de agosto, el Gobierno de España decidió vetar la opa, valorada en 619 millones de euros, alegando riesgos "insalvables" para la protección de los intereses estratégicos y de la seguridad nacional de España.
La necesidad de lograr un reemplazo en el accionariado de Talgo para que la empresa mantenga su actividad ha movilizado a los altos cargos de Vitoria y Madrid en busca de una solución que garantice la españolidad de la compañía, como ya pasara con ITP Aero. Para ello, el Gobierno Vasco tiene previsto recurrir a Finkatuz, su vehículo inversor en empresas estratégicas locales, que tiene disponibles casi 200 millones de euros. La participación a tomar en Talgo podría suponer un desembolso de entre 22 y 44 millones de euros para las arcas públicas vascas.
Al mismo tiempo, desde el entorno del Ministerio de Transportes reconocen que la alternativa checa propuesta por Skoda no parece dar sus frutos por la ausencia de una oferta económica que facilite su entrada en el fabricante español. Los ejecutivos centroeuropeos reiteraron hace dos semanas su petición para reunirse con la cúpula de Talgo de cara a presentarles su propuesta de fusión e integración industrial, algo que rechazan Trilantic y sus socios por no desembolsar fondos.