
Los movimientos para adquirir el 100% de Talgo por parte del consorcio húngaro Ganz-Mavag Europe se despliega a través de una intrincada red de entidades, en la que destacan cuatro actores fundamentales: el magnate Csaba Töro, el fondo estatal húngaro Corvinus, y la influyente petrolera MOL junto a su presidente, Zsolt Hernádi. Los inversores pretenden desembolsar 5 euros por acción de la empresa ferroviaria española, lo que suma una cifra superior a los 619 millones de euros. Sin embargo, este enmarañado entramado presenta varias áreas de oscuridad, incluyendo conexiones pasadas e indirectas con Rusia.
El consorcio, compuesto por inversores húngaros, ha sido objeto de críticas por parte del Gobierno español, que ha insinuado posibles interferencias del régimen ruso en la operación. Esta controversia ha llevado al consorcio a detallar minuciosamente la compleja red de entidades que respaldan la Oferta Pública de Adquisición (OPA).
Este se establecido en diciembre de 2023 con un capital inicial de 25.000 euros según el registro húngaro y se segmenta en dos entidades primordiales: Corvinus, bajo el control del Ministerio de Economía húngaro y con una participación del 45%; y Ganz-MaVag Holding, que posee el restante 55%.
Sin embargo, es Corvinus la que genera mayor incertidumbre debido a posibles vínculos con Rusia, dados los lazos entre el presidente húngaro, Viktor Orbán, y Vladimir Putin.
Entre las figuras destacadas del consorcio destaca Csaba Töro, principal accionista de Solva II, cuya participación en la operación ha sido objeto de especulación debido a la escasa información disponible sobre él. Asimismo, András Tombor, coordinador de la operación en España, ha sido identificado como una pieza clave en las negociaciones, aunque no se ha confirmado oficialmente su participación en el consorcio.
De acuerdo con el informe, Tombor, a través de su sociedad CATO, inició las negociaciones para la OPA sobre Talgo con su principal accionista, el fondo británico Trilantic, que posee el 40% de las acciones, el 16 de diciembre de 2022, hace más de un año. CATO no tiene ninguna participación directa o indirecta en el consorcio de la OPA; su función sería únicamente la de intermediario o negociador en la transacción.
El papel de Gyorgy Bacsa, otro actor relevante en la operación también ha sido objeto de interrogantes, ya que no se ha revelado su implicación en la OPA en la documentación enviada al regulador.
Bacsa es un destacado ejecutivo húngaro con presencia en el Consejo de Administración de tres empresas en el país, incluyendo el Budapest Stock Exchange, la bolsa de valores en manos públicas de Hungría. Además, desempeña el rol de consejero en MOL y ejerce como director general de las actividades de la compañía en la región de Europa del Este.
Ganz-MaVag Holding, es propiedad de Magyar Vagon y termina en Solva II Magántokealap, un fondo húngaro utilizado comúnmente por grandes fortunas y empresarios para inversiones sin revelar los verdaderos beneficiarios. En este caso, la información disponible indica que Csaba Töro posee el 50% de Solva II, mientras que MOL también participa como inversor. Además, Solva II está gestionada por otra red de sociedades que culmina en MOL, entidad que simultáneamente actúa como gestora e inversora.
La presencia de MOL es crucial en la OPA, liderada por Zsolt Hernádi, aunque empañada por su historial. Hernádi fue condenado por sobornos en Croacia y estuvo en la lista de la Interpol. Sin embargo, las principales preocupaciones sobre MOL surgen de sus lazos con Rusia.
La empresa posee el 51% de Baitex, que produce 3.900 barriles de petróleo diarios en Rusia. Además, el grupo MOL admite su exposición al país ruso a través de esta sociedad, lo que ha resultado en restricciones bancarias debido a sanciones impuestas por el Kremlin y la UE, afectando su balance en 2022.
El pasado de Magyar Vagon también genera inquietud debido a sus vínculos con Rusia. Esta empresa controla Dunakeszi Jármujavító (DJJ), un fabricante de trenes del cual Magyar Vagon ahora es el único propietario, luego de la disolución de una empresa conjunta con Transmashholding, un líder ruso en la fabricación de material rodante, tras el conflicto en Ucrania.
La complejidad de esta red y sus implicaciones geopolíticas añaden una capa de incertidumbre a la OPA sobre Talgo. Mientras los inversores y observadores esperan una mayor claridad sobre la transparencia y las verdaderas motivaciones detrás de esta operación, la preocupación persiste sobre cómo estas conexiones podrían influir en el futuro de la compañía y en el mercado ferroviario europeo en general.
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