Telecomunicaciones

La conectividad 5G crece en España: poco a poco más rápida, fiable y útil

  • El procesamiento de datos de proximidad es un elemento diferencial de 5G
Foto: iStock

Ya en 2019 comenzaron a funcionar selectivamente las primeras redes 5G en las principales ciudades españolas, todavía con la tecnología dependiente de 4G (NS), en esencia utilizando la "señalización" de la tecnología móvil predominante y aprovechando la frecuencia inferior de 4G, lo que implica menor ancho de banda y en consecuencia una experiencia de usuario apenas perceptiblemente mejor. Desde hace casi tres años se ha producido una migración de clientes a 5G, que conforme a la consultora Omdia a finales de 2022 debieran ser cerca de 8,6 millones en España (cerca del 15% del total de líneas móviles). La puesta en valor de 5G -ya en su versión avanzada (SA), con un despliegue aún incipiente- está asociada a usos que exigen mayor velocidad tanto de bajada como de subida y menor retardo, para generar instrucciones inmediatas en entornos críticos (asociados a la conexión de máquinas, para la asistencia remota en servicios de salud, fabricación o educación, así como para el principal uso masivo emergente, asociado a los juegos en línea y al empleo de visores) requiere no obstante que se cumplan una serie de condiciones, de modo que esta tecnología móvil, con enorme potencial transformador, como los seis personajes en la obra de Luigi Pirandello, muestre finalmente sus capacidades.

En primer lugar, una cobertura suficientemente capilar como para optimizar las comunicaciones en una frecuencia más alta que las empleadas en 4G. El uso de la base actual de emplazamientos (sobre el terreno y en las azoteas) se está revelando en algunas ocasiones insuficiente, sea por las barreras de edificaciones en el ámbito urbano o por la orografía en ámbitos menos consolidados. La densificación de la red, que debe servir también para aumentar la capacidad y con ello mejorar la estabilidad y el rendimiento en función de los patrones de tráfico es una necesidad a la que las empresas de infraestructuras de comunicaciones móviles comienzan a dar respuesta en función de los planes financieros para 5G de los operadores, que tendrán que encontrar el equilibrio entre la generación adicional de ingresos y el mayor gasto recurrente que supondrá el mayor número de emplazamientos ("puntos de presencia" en la jerga del sector), idealmente compartidos (la separación estructural entre infraestructuras y servicios y la realidad de una calidad de red indiferenciada imponen desde hace años esa posibilidad).

En segundo lugar, es necesario que la capacidad de las redes de transmisión y en particular las que llegan a las estaciones base tengan se adecúe al volumen de datos de 5G. En muchos puntos de las redes, los circuitos de fibra óptica de última milla ("backhaul" en inglés) tienen un caudal igual al de las últimas ofertas de banda ancha doméstica (1Gbps), lo que impacta de forma determinante en el rendimiento, cuando no se apoyan en radioenlaces de menor capacidad. El dimensionamiento de los recursos físicos de red y la correcta asignación de los mismos es imprescindible para ofrecer la experiencia de usuario esperada y alcanzar los parámetros que según la UIT permiten calificar una red como 5G.

La interoperatividad de las redes para las máquinas aún ofrece un largo recorrido

Además, especialmente en lo que concierne a la conectividad de máquinas, hay todavía mucho recorrido en cuanto a la interoperatividad de las redes y los dispositivos, en la expectativa de que se completen los catálogos, tanto de routers, como de sensores y visores, habilitando funcionalidades propias de 5G. La formación de este "ecosistema" es determinante para la creación de perfiles de uso altamente productivos así como para una evaluación correcta de los costes totales y de los retornos esperados de la adopción de 5G para aplicaciones determinadas frente al empleo actual de tecnologías de WiFi o radiofrecuencia particularmente en interiores.

Un elemento diferencial de 5G es el procesamiento de datos de proximidad ("MEC" en su acrónimo en inglés), que aprovechando el menor retardo por el acortamiento de la distancia -pues se ubican en los mismos nodos de comunicaciones- permite una gestión de la información especialmente idónea para la conectividad de máquinas. Por ese mismo motivo las grandes "nubes" públicas como AWS, Microsoft o Google están abriendo nuevas instancias, llamadas regiones, más cercanas a la demanda de procesamiento de datos y han desarrollado igualmente especificaciones para MEC que incorporan ciertas funcionalidades de inteligencia artificial para la automatización de respuestas e instrucciones. La adaptación de los MEC a los requerimientos de cada uso es prometedor, aunque todavía un proceso incipiente, que exige la optimización de los propios recursos del MEC (procesadores, memoria, particiones físicas o virtuales) así como de la gestión del tráfico, con los desdoblamientos lógicos necesarios ("slicing" en su término en inglés), aprovechando la "virtualización" de las redes móviles, que en efecto permitirá la asignación diferente de recursos en función de los estándares de servicio deseados. Este proceso de momento permite actuaciones singulares, para usuarios concretos e inicialmente en redes privadas pero eventualmente podrán beneficiarse del mismo colectivos de usuarios en redes públicas, presumiblemente con diferentes marcos de condiciones comerciales.

En lo que se refiere al espectro dedicado a 5G, la reciente reordenación de las bandas asignadas a los operadores, que ha permitido habilitar un caudal de 100MHz en lugar de los 60MHz con que inicialmente arrancó 5G ha supuesto una mejora apreciable por los usuarios, que en cualquier caso todavía no concurren en número suficiente para provocar una saturación y el consiguiente deterioro en el establecimiento de las llamadas. En cualquier caso la banda principal asociada a 5G (3,6-3,8GHz), conocida como "banda media", debe ofrecer normalmente las velocidades esperadas y en lo que respecta a la frecuencia de 700MHz, la ampliación de cobertura que representa podrá verse complementada en capacidad con una frecuencia superior, alrededor de los 2,4GHz. Finalmente, la frecuencia de 26GHz, cuya licitación está prevista para este mes y respecto de la cual se ha previsto una reserva para redes privadas de 450MHz ofrecerá rendimientos que pueden acelerar los despliegues asociados a la automatización y comunicaciones críticas, así como un potencial entorno de oferta de banda ancha inalámbrica local donde la última milla de fibra óptica no vaya a estar disponible. En esta cuestión del espectro, determinante de la capacidad de 5G para atender un abanico diverso de casos de negocio vale la pena considerar la sugerencia de Fernando Molina, de 5G Ventures, en la reunión del pasado 24 de Noviembre sobre "Open Verso" (propuesta subvencionada por el CDTI de red 5G neutra de los centros de investigación Gradiant, i2Cat y Vicomtech) de que parte de la posible devolución de espectro de la banda media pueda ser reservada también para autoprestación, contribuyendo al desarrollo de redes privadas 5G para funcionalidades determinadas.

En el plano de la ciberseguridad, 5G incorpora los niveles convencionales de protección y además proporciona herramientas para la identificación de amenazas y la mitigación de ataques que tanto los fabricantes de los equipamientos de redes, particularmente para 5G avanzado (SA) como los proveedores de infraestructura en las nubes en la que se aloja la "inteligencia" de la red ("core" en inglés), conforme a especificaciones que todavía están en fase de definición a través de documentos oficiales como el publicado en febrero de 2021 por el Centro de Excelencia de Ciberseguridad Nacional de Estados Unidos (NCCOE), en borrador, disponible en Internet, "NIST 1800-33A".

El valor añadido de 5G no reside en el volumen de los datos sino en su calidad

Probablemente la principal conclusión de los primeros meses de uso de 5G sea que en la era actual de las comunicaciones móviles el valor añadido de la conectividad no está en el volumen de datos gestionados si no en cuáles son esos datos, que a su vez piden soluciones complejas, con una integración transversal de redes y sistemas de información de usuario, hasta conseguir objetivos de negocio, sea habilitando posibilidades de conectividad masiva de dispositivos autónomos, con los consiguientes ahorros de gestión, sea ofreciendo posibilidades de generación de ingresos asociados a la publicidad, las suscripciones o la intermediación, gracias a una banda ancha móvil muy mejorada o llegando a transformar estilos de vida, en las actividades básicas asociadas al transporte individual y colectivo, la salud o la educación, como consecuencia de la reducción drástica del retardo de unas comunicaciones móviles altamente fiables. No se trata de metas abstractas, si no de la respuesta de la tecnología a los desafíos que para la generación actual de comunicaciones móviles trazó en 2015 la UIT en su documento de referencia IMT 2020, disponible en Internet y respecto de cuyo cumplimiento a día de hoy puede afirmarse que los umbrales de rendimiento, eficiencia y extensión perseguidos siguen siendo aspiraciones que se cumplen más consistentemente en entornos ideales, con holgura de recursos y movilidad limitada de los usuarios.

Cuando todavía no hay redes comerciales de 5G SA (que son las que abren la mayoría de las nuevas utilidades mencionadas, particularmente para las comunicaciones de negocios), los principales fabricantes de redes comienzan a hablar de la evolución de 5G y su futuro relevo tecnológico, apoyados en las versiones sucesivas de las especificaciones de la radio acordadas por la industria y publicadas por el consorcio 3GPP. Así, Ericsson, en un documento de junio pasado titulado "5G advanced: evolution towards 6G", se glosan las capacidades asociadas a la última versión, la 18, de la radio y constituye un recordatorio de los deberes de 5G en su implantación como, entre otros, el empleo eficaz de herramientas de inteligencia artificial para la optimización de los recursos del acceso y la conmutación; la necesaria disponibilidad de "chipsets" para asegurar el alineamiento entre las características de la radio y los dispositivos conectados; el desarrollo de sensores y otros módems de baja capacidad para la expansión masiva de las comunicaciones entre máquinas; la resolución de los nuevos requisitos de velocidad "de subida" ("uplink" en inglés) que plantean los juegos en línea basados en "las nubes" y las nuevas comunicaciones inmersivas y la esperada profusión de redes privadas de propósito determinado, en cuya categoría se incluye la gestión en tiempo real sobre gemelos digitales y el metaverso en sentido amplio; avances en la partición de recursos de red fin a fin para la individualización de niveles de servicio y la eficiencia en el uso del espectro con una mejora de la reasignación entre bandas ante el número decreciente de usuarios de 4G e igualmente el ahorro de energía requerido de redes y dispositivos.

5G es la tecnología de comunicaciones móviles más completa y versátil hasta la fecha, gracias a la variada combinación de cobertura y ancho de banda que ofrecen las diversas bandas asociadas (700MHz, 3,6GHz, 26GHz), posibilitando la aparición de redes de propósito específico ("IBN" en su acrónimo en inglés), que contribuyen a una especialización de aplicaciones hasta ahora inabordable. La orientación a la gestión masiva de información o a la optimización del rendimiento de la conectividad con 5G supone una evolución importante en la contribución de los fabricantes de equipamiento y de los operadores, con la irrupción aún incompleta pero determinante de los proveedores de las nubes públicas, los llamados "hiperescalares" ( principalmente Amazon, Google, Microsoft) que además de ofrecer sus capacidades de desarrollo de herramientas de gestión de redes y de tratamiento masivo de datos, aportan los sistemas para la extensión de los MEC, componente singular de la propuesta de valor de 5G. Como describió en una entrada de blog de Accenture del 8 de marzo pasado Jefferson Wang, responsable de la práctica de Cloud First Networks, un nuevo modelo de colaboración entre operadores y proveedores de las nubes podría ayudar a identificar posibilidades de automatización para la solución parcial de la complejidad asociada a los servicios 5G, potencialmente en constante transformación para incorporar no solo nuevas funcionalidades para responder a especificaciones cambiantes si no la reconfiguración exigida por la progresiva mejora de rendimientos y las herramientas de inteligencia artificial en lo que los hiperescalares pueden actuar como plataformas de operación adecuadas para los operadores, como gestores del espectro y proveedores de conectividad.

La regla 'nunca confiar, siempre verificar' mitigará la posible vulnerabilidad de 5G

De la misma manera, la posibilidad de evolucionar hacia modelos de negocio de red como servicio, en función del tráfico cursado conforme a un nivel de calidad acordado de manera flexible, que es la fórmula propia de las "nubes" públicas, puede hacer viables ciertos proyectos de redes privadas híbridas (empleando la red pública a través de una "partición" según lo descrito antes), aprovechando esquemas de contratación, prestación del servicio y facturación propios de la fórmula de pago por uso. Adicionalmente, la aplicación efectiva de la regla de máxima integridad, "nunca confiar, siempre verificar" común en la gestión de las nubes públicas, mitigaría la vulnerabilidad de comunicaciones críticas en 5G (aspectos que conciernen a derechos fundamentales de los usuarios o a información reservada en razón de la materia o la titularidad) hará 5G más robusto y contribuiría, por un nivel más exigente de homologación, a la más rápida sustitución de accesos 4G por 5G aún cuando el gran público aún no disponga de una aplicación imprescindible ("killer application" en expresión más rotunda en inglés) en 5G. En realidad, el potencial de 5G se explica por el desarrollo esperado de los "verticales" asociados, es decir, las aplicaciones sectoriales (siendo las TIC el más importante de entre ellos) de tal modo que según la consultora canadiense Precedence Research el mercado de servicios 5G en 2021 valía 65,5 mil millones de dólares y debería crecer a una media del 45 por ciento hasta el final de la presente década -cuando debieran estar disponibles las primeras especificaciones técnicas de la siguiente generación de tecnología móvil- hasta los 1,87 billones de dólares, cumplidas sobradamente las expectativas de ancho de banda, velocidad y latencia que hoy son todavía en cierta medida desafíos por superar.

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