
Las filiales españolas de Orange y Vodafone ultiman un acuerdo para compartir las futuras infraestructuras de telefonía 5G para reducir y optimizar los costes de despliegue de las nuevas redes. Ante las exigencias inversoras que se avecinan, las dos compañías apuestan por repartir gastos y generar las máximas eficiencias. De hecho, el desarrollo de la nueva súper banda ancha móvil requerirá desembolsos por partida doble: primero con la compra de las nuevas frecuencias de 700 MHz, a través de la subasta que se celebrará en España en el primer trimestre de 2020. Y, después, con la puesta en servicio el nuevo espectro radioeléctrico en la mayor parte del país. Para cumplir este último imperativo, las dos filiales han recibido mandatos de sus respectivos grupos para promover los acuerdos que abaraten la factura del futuro despliegue del 5G.
Tanto Orange como Vodafone declinaron este miércoles realizar comentarios sobre esta cuestión. En cualquier caso, y antes de rubricar un acuerdo de compartición de infraestructuras de este tipo, los protagonistas del futuro acuerdo requerirán del visto bueno expreso del regulador (la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia, CNMC).
El pasado otoño, ambas compañías ya experimentaron en fase de pruebas las ventajas e inconvenientes de este tipo de alianzas, con emplazamientos comunes de telefonía móvil. Dichos pilotos se saldaron con resultados muy favorables, según ha podido saber elEconomista. Por ese motivo, las dos rivales prevén manifestar su disposición a avanzar de la mano y generar eficiencias, sinergias y ahorros multimillonarios.
El consejero delegado del Grupo Vodafone, Nick Read, se mostró partidario de este tipo de acuerdos entre rivales, según reconoció el pasado febrero, a preguntas de los periodistas, durante un encuentro informativo en el marco del Mobile World Congress (MWC). En dicho acto, el primer ejecutivo del grupo británico condicionó esos posibles acuerdos de compartición de redes de nueva generación con otros grandes operadores europeos a que las compañías "estén firmemente comprometidas con la calidad".
Asimismo, en recientes consultas públicas, las dos compañías ya han mostrado su simpatías para explorar posibles alianzas, pero siempre que estos acuerdos sean de carácter voluntario, sin ningún tipo de imposiciones regulatorias. Según ha podido saber este periódico, los despliegues que primero se compartirán serán aquellos que afecten a la cobertura en carreteras, líneas ferroviarias y zonas rurales.
Aprovechar emplazamientos
Las peculiaridades de la telefonía 5G exigen un alto número de emplazamientos, especialmente cuando se utilizan los rangos altos de frecuencias. Esos condicionantes técnicos suponen un esfuerzo inversor especialmente relevante en cuanto a la instalación de estaciones base (antenas de telefonía). En muchos casos se pueden aprovechar los emplazamientos del 3G y 4G, pero también se requerirá la puesta en servicio de decenas de miles de sites, en semáforos, farolas o mobiliario urbano.
Telefónica también podría ver con buenos ojos cualquier posibilidad de compartir emplazamientos que no sean críticos, aunque por ahora no han sido invitados a la alianza en ciernes. Asimismo, MásMóvil procurará buscar pactos parecidos para llevar los servicios 5G en todo el país con la mayor economía de costes, según apuntan las mismas fuentes consultadas.
No es la primera vez que Orange y Vodafone comparten infraestructuras en España tanto en fijo como en móvil. Hace ahora cinco años, las dos compañías desvelaron un programa conjunto para el despliegue de dos redes fijas de nueva generación, independientes y complementarias, con reciprocidad en derechos y obligaciones.