
Con Elon Musk como rostro indiscutible de Tesla, durante años millones de conductores han visto en sus vehículos eléctricos más que un coche: un símbolo de progreso, tecnología y visión de futuro. Pero, ¿qué sucede cuando esa visión se contamina con sesgos políticos por parte del dueño? En los últimos años, la imagen de Musk ha polarizado a muchos de sus seguidores y clientes, y estos mismos han encontrado una solución ingeniosa: pegatinas para "reclamar" sus Teslas.
Los conductores de Tesla están empezando a pegas en sus coches unas pegatinas en al que en inglés se puede leer en inglés "compré este coche antes de que Elon se volviera loco".
Las pegatinas se están vendiendo en Amazon y otras plataformas a buen ritmo. Musk comenzó como un líder admirado por su capacidad de romper moldes, pero sus declaraciones políticas y adquisiciones polémicas, como la antigua Twitter, han cambiado la percepción pública.
Ahora, su participación aunque externa en el gobierno de Trump ha sido la gota que ha colmado el vaso para muchos, pero esto puede ir a más porque hay quien cree que Musk ya perjudica más que contribuye a Tesla como empresa.
La disonancia cognitiva que sienten algunos dueños de Tesla ha encontrado un refugio en los productos de Matthew Hiller, el creador de las pegatinas que satirizan la figura de Musk. Su producto más popular, con la frase "Compré este coche antes de saber que Musk estaba loco", ha resonado profundamente.
Las pegatinas en sí llevan un año a la venta, pero ha sido con motivo de la victoria de Trump cuando se han convertido en virales.
This is literally the best @Tesla bumper sticker I've ever seen in my life ? pic.twitter.com/jOmabyU3lT
— Barnacules Nerdgasm (@Barnacules) September 25, 2023
Hiller, un empleado de un acuario en Hawái, comenzó diseñando stickers como pasatiempo. Pero la viralidad en redes sociales transformó su hobby en un negocio próspero. Los stickers no solo son una solución humorística; son también una forma de distanciamiento ideológico. Para muchos propietarios, es una manera de seguir disfrutando de su Tesla sin cargar con la sombra de Musk.
¿Separar el producto del creador?
El caso de Tesla plantea una pregunta central: ¿puede una marca prosperar cuando su rostro visible se convierte en una figura tóxica? Y, más importante, ¿quieren los consumidores separar la obra de la persona?
¿Será esta una lección para otras compañías sobre la importancia de la neutralidad, o es simplemente un síntoma más de la polarización? El futuro de Tesla, y la percepción de Musk, podrían depender de estas respuestas.
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