
La prohibición de la Unión Europea de vender vehículos de combustión a partir de 2035 ha imprimido tal velocidad para avanzar en la electrificación que ni la industria ni la sociedad son capaces de absorber el ritmo: producción de eléctricos, baterías y sus materias primas, redes de recarga, sistemas de almacenamiento... y unos precios que a día de hoy distan mucho de ser asequibles para la mayoría de la población.
En esta carrera China está a la cabeza -gracias a las subvenciones- seguida de Estados Unidos, mientras que Europa pierde competitividad. La demanda en el Viejo continente se ha paralizado y grandes inversiones para factorías de baterías están en riesgo. "Estamos en un momento que es evidente que la tecnología convencional de baterías no te va a solucionar la papeleta de la electrificación, ya se ha llegado al tope de demanda y hay que abaratar. Tenemos que dar un salto en coste y en capacidad de almacenamiento", explica Francisco Carranza, CEO de Basquevolt.
Este centro investiga en sus instalaciones del Parque Tecnológico de Álava sobre baterías de litio de estado sólido, una tecnología que hará posible el despliegue masivo del transporte eléctrico, un mayor almacenamiento de energía y los dispositivos portátiles avanzados. Esta tecnología reducirá un 30% el coste de las actuales baterías eléctricas y además aumentará en un 50% su autonomía.
Basquevolt ya fabrica la celda con mayor densidad de almacenar electricidad producida en Europa, la de 20 amperios y a principios de año prevé tener lista la de 80 Ah., que será el primer demostrador para baterías reales de automoción y testará con clientes.
El proyecto de Basquevolt cuenta con el respaldo en su capital de empresas como CIE Automotive, Iberdrola, Enagás, EIT Innoenergy y CIC EnergiGUNE, así como del Gobierno Vasco y del central, a través del CDTI. El objetivo es incluir nuevos socios también del ámbito internacional, ya que está tecnología es única en Europa y solo tiene competidores en Estados Unidos y China.
Carranza explica que hay movimiento en la dirección del cambio tecnológico y que, por ejemplo, Volkswagen ha firmado con un competidor un contrato para transformar sus factorías con tecnología de nueva generación. "Estamos buscando acuerdos con fabricantes, y no solo de coches, para la llegada de nuestra tecnología al mercado". En este sentido, la empresa espera anunciar próximamente una cooperación con un actor de la industria internacional.

Basquevolt se creó en junio de 2022 y va cumpliendo objetivos de su plan estratégico. "Hemos demostrado que tenemos una base tecnológica y científica de alto nivel y hemos alcanzado a empresas americanas que llevan 12 años de ventaja y nos hemos puesto en el pelotón de cabeza. La velocidad a la que sales del laboratorio y empiezas a producir celdas te da credibilidad industrial", afirma Francisco Carranza.
"En el caso de las baterías el reto es ir hacia más pequeñas, más ligeras y más baratas", explica. "Cada vez poder almacenar más energía eléctrica en menos materia y alimentar cada vez más aplicaciones en electricidad, barcos, aviones, camiones... Ahí es hacia donde vamos, hacia la tecnología de 'Iron Man'", asegura el CEO de Basquevolt.
Industrialización
Cuando Basquevolt ya disponga de la celda de 80 Ah. validada y verificada por los clientes, podrá lanzar una primera fase de industrialización, que estaría lista para comercializar en 2027. "Antes de esa fecha hay que alcanzar acuerdos con diferentes industrias desde coches, drones o cortacésped y ver en qué dirección van los productos que estarán equipados con nuestra tecnología", detalla el directivo.
"En el caso de las baterías el reto es ir hacia más pequeñas, más ligeras y más baratas", afirma Francisco Carranza, CEO de Basquevolt
Para esa primera fase de industrialización, Basquevolt tiene un terreno reservado cerca de su edificio actual. En esta instalación, donde realiza I+D, trabajan 85 personas. "Hay tener clara la sostenibilidad económica de cada uno de los proyectos", asegura Carranza. Cuando Basquevolt esté a pleno rendimiento se crearán 800 empleos y se habrán invertido más de 700 millones.
El CEO de Basquevolt concluye que el objetivo común del sector es "llegar a un precio equivalente con el eléctrico al del vehículo de gasolina; para ello hay que bajar costes en muchas partes del vehículo: motor, cargadores, etc.". Así, señala que el hecho de que baje el coste y el peso de la batería tiene impactos positivos, "porque baja el precio del chasis, de los amortiguadores, y otros partes del vehículo".
Carranza cree que la carrera hacia la paridad de coste de vehículos de gasolina y eléctrico está en marcha y todos los fabricantes "están concentrados en llegar a esa paridad de coste al mismo tiempo que sea rentable. Hay que dar una sostenibilidad económica a la transición hacia el eléctrico".
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