Tecnología

Bill Gates y su imperio filantrópico, cuestionado: "Es tan despótico como Luis XIV"

¿Qué ocurre cuando el hombre más rico del mundo decide convertirse en el mayor filántropo de la historia? Esta es la pregunta central que la periodistas y colaboradora de The New York Times Anupreeta Das intenta responder en su nuevo libro, Billionaire, Nerd, Savior, King, en el que pone el foco y cuestiona cómo Bill Gates ha construido la fundación que dirige con su exmujer con la voz de varios extrabajadores.

La historia de Bill Gates es conocida. A través de su imperio tecnológico con Microsoft, no solo acumuló una fortuna incalculable, sino que también consolidó un poder que hoy en día se extiende mucho más allá del ámbito empresarial.

La autora compara a Gates con aquellos magnates que amasaban riquezas inmensas a costa de prácticas cuestionables en el siglo XIX, aprovechando la ola industrial.

En este sentido, Das no se limita a narrar los éxitos de Gates, sino que también critica su impacto en la competencia y la innovación, al señalar cómo Microsoft utilizó tácticas agresivas para eliminar a sus competidores y consolidar su monopolio. Esto es algo que, por otra parte, es ya bien conocido de su época al frente de Microsoft, pero que sí que es cierto que es un perfil que fue dejando atrás con el paso de los años hacia una versión menos agresiva cuando se alejó de la dirección para centrarse en la filantropía.

Filantropía: ¿Altruismo o estrategia para amasar poder?

Das plantea preguntas de fondo sobre la verdadera naturaleza de la filantropía de Gates. ¿Es un esfuerzo genuino por mejorar el mundo, o una forma de consolidar aún más el poder del magnate?

Das crítica la cultura dentro de la fundación, describiendo un ambiente casi monárquico donde Gates, comparado con Luis XIV, preside reuniones con un aire de autoridad que intimida a sus empleados. Este ambiente de presión y deferencia crea una cultura corporativa donde "el temor a desagradar a Gates prevalece sobre el compromiso con los beneficiarios de los programas de la fundación", según la autora.

La crítica a la fundación no es nueva. Este mismo año, otro autor, Tim Schwab, desafiaba también esta narrativa dominante sobre su fundación en su libro El Problema de Bill Gates

Varios ex altos ejecutivos que asistieron a reuniones de revisión de estrategia recordaron cómo, en los días previos a ellas, el ambiente en la oficina se sentía casi como un carnaval, pero impregnado de temor. "Los empleados corrían preparando presentaciones frenéticamente, revisando su trabajo y preparándose para un posible interrogatorio por parte de Gates", cuentan.

Las reuniones en sí mismas eran espectáculos, según recordaron algunos asistentes; uno de ellos las describió como "casi cómicas".

"Es la persona más aterradora del mundo a quien proporcionar una recomendación o informe porque escanea una página y te responde diciendo algo como, 'lo que dices en la nota al pie de la página 9 no coincide con la nota al pie de la página 28'", dijo un ex empleado de la fundación.

Un retrato ambiguo

Aunque el libro tiene momentos donde Das parece abogar por una visión más benigna de Gates, en general, el retrato que emerge es el de un hombre complejo, cuyas acciones, aunque aparentemente benévolas, están cargadas de intenciones ambiguas y de una obsesión que acaba afectando a sus trabajadores.

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