En la actualidad ya no se lleva lo de ir de ruta por distintas oficinas y negocios dejando el curriculum a ver si con suerte alguien nos llama, sino que la búsqueda de trabajo ha derivado a páginas web y plataformas específicas de empleo. Y mientras esto es mucho más fácil y rápido para las personas que quieren trabajar, también se ha convertido en una nueva forma de ataque para los ciberdelincuentes.
La historia que te vamos a contar hoy ocurrió de verdad, y fue recogida por la Oficina de Seguridad del Internauta para concienciar a la sociedad de este tipo de peligros. Ya que, a pesar de que estemos haciendo una cosa aparentemente sin peligro, como es buscar trabajo, en internet nunca sabemos quién está detrás, por lo que fiarse por completo nunca debe ser una opción.
La historia de Antonio
La historia de Antonio comenzó mal, ya que su compañía le despidió y se quedó sin trabajo, pero el desenlace es todavía peor. Como de algo tenía que vivir, Antonio comenzó a buscar un nuevo empleo y lo hizo usando plataformas específicas de empleo.
En ellas se tuvo que registrar y rellenar varios apartados con información personal y laboral suya además de que envío su C.V. por correo electrónico a algunas empresas en las que pensaba que su perfil encajaba.
A los pocos días recibió un correo electrónico de una de las empresas a las que había aplicado, ofreciéndole un puesto de trabajo con un sueldo muy llamativo, horario flexible y libertad para teletrabajar. En el mismo correo, le explicaban a Antonio que habían tratado de contactar con él en varias ocasiones pero que les había sido imposible.
Pero, por suerte, habían dejado un número de teléfono para que este los llamase cuando mejor les viniese, el único inconveniente era que dicho número era de pago, pero como su perfil "encajaba a la perfección" y eran unas condiciones tan buenas, Antonio no dudó en llamar y asumir los costes.
Después de varios minutos en espera, Antonio por fin se puso en contacto con una persona de recursos humanos, y tras explicarle las condiciones laborales, le pidió que le dijera sus datos bancarios y personales alegando que le querían darle de alta en la seguridad social e ingresarle en nómina.
Una vez Antonio les entregó esta información, le dijeron que al día siguiente le llamaría otro número de recursos humanos para finalizar el contrato, sin embargo, los días comenzaron a pasar y nadie le llamaba.
Y cuando trató de llamar al número con el que ya había contactado, este ya no existía, Antonio no solo se quedó sin trabajo, sino que su información personal valiosa está en manos de ciberdelincuentes que podrán usarla para robarle o para venderla a un criminal tercero.