La junta de Indra acumulaba este jueves todos los ingredientes para convertirse en un polvorín y el resultado fue lo más parecido a una explosión corporativa, con la salida de cuatro consejeros independientes, salpicado con acusaciones y reproches insólitos en los órganos de gobierno corporativo españoles. La espoleta la activó el representante de Amber Capital, quien -fuera del orden día- propuso la salida de Alberto Terol, Enrique de Leyva, Carmen Aquerreta y Ana de Pro. Dicha solicitud recibió el refrendo de los accionistas por muy escaso margen, con el 53,06% de los votos a favor y el 46,93 en contra.
La Junta de Accionistas que este jueves celebró Indra tiene todos los visos de convertirse no sólo en la más controvertida de su historia, sino también en la más trascendente. El reparto de las fuerzas estaban milimétricamente medidas por los principales dueños de la compañía, con la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (Sepi), fielmente secundada por Sapa Placencia y Amber Capital. La aritmética previa a la cita anticipaba la permanencia del grueso de los consejeros independientes, con la consiguiente pérdida de control del brazo empresarial del Gobierno. Ante esa situación, el núcleo duro de Indra desplegó una táctica que logró su objetivo. Primero con una propuesta sorpresiva, por parte de Amber, de proponer el cese de cuatro independientes y después con el triunfo -escaso pero suficiente- de la ofensiva con el 53% de los votos. Batalla ganada, pero con un coste corporativo reseñable. Algunos observadores apuntan que el fin podría justificar los medios en situaciones geoestratégicas tan delicadas como las actuales. Tras la tempestad de la junta, el país dispondrá de un gigante empresarial público en Defensa y Seguridad como ya lo atesoran otros vecinos como Francia, Noruega, Italia o Alemania.
La toma de control de Indra por parte de Sepi y sus aliados comenzó con el anuncio del representante de Amber Capital desencadenó la combustión de un tercio del consejo y la palanca decisiva para activar un cambio de estrategia histórico en la tecnológica, a partir ahora orientado hacia las actividades de defensa. La convulsa situación geopolítica invita a cambiar prioridades, como lo demuestra que "más de la mitad de la inversión en I+D de los paises más innovadores está destinado al ámbito militar", como indicó Marc Murtra, presidente no ejecutivo de la tecnológica española.
La sorpresiva purga en el consejo, propuesta por Amber, fue replicada por Enrique Leyva, quien manifestó que era precisamente él quien no quería permanecer en una compañía. "No contéis conmigo", dijo el consejero tras considerarse "un tipo complicadito" y nunca dispuesto a "dejarse doblar el brazo".
Por su parte, Alberto Terol arremetió contra la gestión de la compañía por cometer "disparatadas propuestas", con posibles decisiones que "afectarán de manera terriblemente negativa en una compañía que no lo merece". El mismo consejero, que presentó su dimisión con fecha de ejecución en las próximas horas, cuestionó la correcta gobernanza de la sociedad, así como el riesgo que ello suponía para el interés social de la compañía. Se trata de un atropello, resumió, tras indicar que "el gobierno corporativo no es ninguna broma, ayuda a las compañías a estar adecuadamente dirigidas". Además, el mismo consejero denunció que el "pacto" entre Sepi, Sapa y Amber Capital de no mantener a la mayoría de los independientes "coloca a Indra en una situación anómala".

En su intervención ante los accionistas, fuera del turno oficial de preguntas, Terol reconoció que "Indra es una compañía muy especial, con una parte de su actividad relacionada con la defensa y es lógico que la estrategia de la compañía esté alineada con la política del Estado en esta materia". Ante esa situación, el consejero recordó que el expresidente Fernando Abril Martorell estuvo alineado con esa estrategia, pero eso no impidió su cese con el apoyo de la Sepa. También recalcó que el consejo de la compañia consideró que "Murtra no era la persona adecuada para ejercer de presidente de Indra", al carecer de la experiencia necesaria.
Asimismo, Terol aclaró que su "interés y trabajo" se ha encaminado en favor "del interes social de la compañía en línea con las mejores prácticas internacionales y españolas". Y esas prácticas internacionales -precisó Terol- "apuestan por una mayoría de independientes y las prácticas españolas recomiendan igualdad entre independientes y resto de consejeros".
Los accionistas también aprobaron la mayor parte de los puntos del día, incluidas las cuentas del año pasado y la reelección del auditor Deloitte hasta el ejercicio 2024, además de la incorporación de Jokin Aperribay, representante de la vasca Sapa Placencia, compañía que ha entrado en la compra de la empresa ITP Aero al grupo Rolls Royce.
Por si no fueran suficientes las sorpresas, la junta de Indra también tumbó la reelección de Isabel Torremocha, actual consejera independiente, lo que abre la puerta a un próximo carrusel de nombramientos en el consejo de la tecnológica.

Tras el baile corporativo decidido por la Junta, el consejo de Indra queda formado por nueve miembros, de los cuales sólo tres son independientes: Francisco Javier García, Silvia Iranzo e Ignacio Martín. Junto a los anteriores se mantienen los dos consejeros ejecutivos Ignacio Mataix y Luis Abril, así como los dos representantes de Sepi (Miguel Sebastián y Antonio Cuevas), así como el representante de Sapa Placencia (Jokin Aperribay) y el presidente Marc Murtra. Con la configuración del órgano de Gobierno, la compañía se asegura la viabilidad de su proyecto estratégico y lamina cualquier atisbo de obstrucción interna que impida convertir a la multinacional en el gigante español de Defensa.
Defensa, defensa y defensa
En su discurso a los accionistas, Marc Murtra dejó clara la nueva orientación de Indra, con la mirada clavada en la defensa. La invasión rusa de Ucrania y los tambores de guerra en las fronteras orientales de la UE han acelerado un cambio en las prioridades empresariales de Indra ante unas dinámicas geoestratégicas en la que también afecta "el progresivo distanciamiento de EEUU de las necesidades y exigencias asociadas a la defensa europea". En su opinión, este conflicto bélico exige a los países europeos y España "a asumir más responsabilidades y esfuerzos".
Según comparó Murtra, "se puede decir que estábamos en un partido de cricket y que repentinamente nos encontramos en un partido de rugby". Ante ese repentino escenario, "debemos actuar todos con la máxima responsabilidad para garantizar la defensa de España en este nuevo escenario de inestabilidad, que desgraciadamente nos ha sido impuesto". Por todo lo anterior, "no se trata de que las democracias como la nuestra inviertan más, sino que se trata de invertir bien, en tecnologías clave y en mejorar la soberanía tecnológica europea sobre esas tecnologías clave".
Murtra defendió la trascendencia del apoyo accionarial del Estado a través de la participación de la Sepi en Indra. "En el ámbito europeo de los gobiernos se están tomando muchas de las decisiones que marcarán nuestro futuro, y de ahí el valor y la relevancia estratégica de la presencia de la Sepi en nuestro accionariado y su compromiso inequívoco con nosotros". Según afirmó, "este compromiso es necesario para defender el papel y la participación de Indra en los grandes proyectos de inversión europeos, que se deciden y reparten en el ámbito de los gobiernos". Ante esas nuevas reglas del juego, explicó Murtra, "las empresas europeas homologables a Indra cuentan con el apoyo decidido y activo de sus respectivos gobiernos. Para nosotros contar con ese mismo nivel de apoyo no es sólo una ventaja, es una condición necesaria".
Tras dar la bienvenida en el grupo a Borja García Alarcón, nuevo director financiero de Indra, Ignacio Mataix, consejero delegado de Indra, calificó 2021 como "un ejercicio extraordinario en resultados, con los máximos históricos en cartera, ingresos y flujo libre de caja, superando los objetivos previstos". Respecto a la evolución de la cartera, Mataix recordó que actualmente se eleva hasta los 5.459 millones de euros, un dato récord con crecimientos en todos los verticales, mientras que el eitda reportado en 2021 se situó en 349 millones de euros, frente a los 77 millones de 2020. Además, el Ebit reportado alcanzó los 2456 millones, lo que supone un 16% más que en 2019. El margen de ebit se situó en el 7,5%, frente al -1,1% de 2020, por encima de los niveles precovid (6,9% de 2019). El beneficio neto alcanzó los 143 millones, frente a las pérdidas de 65 millones de 2020. Además, la deuda se redujo a los niveles más bajos en diez años, con 240 millones de euros, así como la vuelta al dividendo siete años después del último reparto. Dicho pago de 0,15 euros por título se abonará el próximo 12 de julio.