Josep Puxeu
- 10/06/2013, 11:00
10/06/2013, 11:00
Mon, 10 Jun 2013 11:00:08 +0200
El incremento de la presión fiscal ha sido una de las primeras medidas utilizadas por los gobiernos europeos para tratar de sanear las cuentas públicas y hacer, de esta forma, frente a la situación de crisis en la que estamos inmersos. Sin embargo, el aumento indiscriminado de los impuestos, concretamente de tipo indirecto, crea un agravio comparativo a todos los contribuyentes que, con independencia de sus rentas, soportan las mismas cargas. El resultado es una pérdida del poder adquisitivo del ciudadano que repercute negativamente en el consumo y, por ende, en la recaudación. Por lo tanto, es evidente que mayores tributos en productos de consumo no aseguran incrementos recaudatorios. Al revés, en la mayoría de los casos provocan impactos negativos en el empleo y el comercio.