Opinión

El reto económico de la inmigración mal integrada

  • La inmigración no es un problema, sí lo es la integración social de esos inmigrantes
Imagen de dos agentes de la Guardia Civil
Madridicon-related

Se veía venir desde hace tiempo, y no sólo en España, que las migraciones iban a saltar sobre la política, y así ha ocurrido la semana pasada en un pueblo de Murcia llamado Torre Pacheco. Algún chaval inmigrante o hijo de inmigrantes golpeó -parece que sin ninguna provocación- a un hombre mayor natural del pueblo. Con ansia de venganza y lío, un grupo radical llamó a "la venganza" e invadió el pueblo. La cosa la acabaron pacificando las fuerzas de seguridad con la Guardia Civil al frente.

Leamos a Rubén Amón: "El periodismo no siempre se limita a contar lo que ocurre. A veces lo anticipa. Otras veces lo fabrica. Y en los peores casos, lo provoca. La cobertura de los disturbios de Torre Pacheco recuerda demasiado a esa frontera difusa donde el relato sustituye a la realidad, donde las cámaras ya no registran los hechos, sino que los dramatizan. Y muchos medios, en lugar de mirar desde fuera, se han convertido en parte del decorado, en pura dramaturgia. En Torre Pacheco no solo ha habido violencia. También ha sobrevenido un gran montaje. La cobertura mediática se ha nutrido de vídeos fuera de contexto, de audios falsos, de supuestas amenazas fabricadas con subtítulos".

Pero el asunto no terminó allí, sino que se abrió inmediatamente un debate político y no sólo en contra de Vox, que defiende que todos los inmigrantes irregulares deben ser deportados. Dicho así, la posición de Vox parece razonable, pero resulta que regularizar a un inmigrante, incluso en caso de asilo político, lleva más tiempo de lo que costaba licenciarse en la antigua mili. Punto de partida número uno: la inmigración no es un problema. Sí lo es la integración social de los inmigrantes y esa integración es imprescindible en los niños y adolescentes, especialmente para los hijos de los inmigrantes.

La inmensa mayoría de esos chavales en cuanto acaban "la obligatoria" dejan los estudios y casi ninguno llega a la universidad. En tales condiciones, los trabajos de esos jóvenes son mayoritariamente de baja formación y bajos salarios y -que se sepa- no hay diseñado y menos puesto en práctica un proyecto educativo obligatorio para ellos. En las condiciones actuales las cosas profesional y socialmente van mal para ellos y es un mal muy grave para España y los españoles. No existe ni en España ni en la UE una política coherente y bien financiada destinada a conseguir que esos jóvenes terminen su formación en la misma proporción y en los mismos niveles que los hijos de los nacidos en España.

Y si no se aborda ese plan, los jóvenes inmigrantes traerán problemas sociales y de orden público que no harán sino crecer los movimientos antiinmigración. Si no queremos tener graves problemas se necesitan dos cosas: ideas claras y dinero. Ideas y dinero que les beneficiarán a ellos, pero más nos beneficiarán a los españoles de nacimiento. Durante bastantes años la inmigración fue bien acogida en el norte de Europa y en Alemania (el caso de Francia fue otra cosa), pero desde hace ya meses todos los países y también el Reino Unido, Italia y ahora España han cambiado de posición. Pero no hay en toda Europa una política migratoria que pueda llamarse tal.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky