Igual que la deuda es uno de los principales dolores de cabeza para Grifols, también lo es para algunos de sus accionistas. Scranton Enterprises, el holding participado por miembros de la familia Grífols y directivos que controla el 8% de la cotizada, arrastra una mochila de 1.800 millones de euros. Y a diferencia de la firma de hemoderivados ya le llegaron los primeros vencimientos. Para hacerles frente tuvo que acometer desinversiones: se deshizo de varios activos inmobiliarios y del 5,7% que poseía de Wallapop.
Según las cuentas de Scranton Enterprises depositadas en el Registro Mercantil de los Países Bajos, la firma tuvo que afrontar ventas debido a los créditos firmados con la banca a lo largo de 2022. Sí es cierto que también realizó alguna inversión puntual, como fue la compra del 48% de la promotora inmobiliaria Corp, con la que habían emprendido negocios conjuntos como la construcción de viviendas para alquilar.
La principal desinversión del grupo fue la de un paquete de 1.500 pisos, algunos todavía por terminar, que adquirió el fondo alemán Patrizia. La transacción se cerró por alrededor de 700 millones, pero como eran propiedad de la joint venture que Scranton tenía con Corp –propiedad de los empresarios Pedro Molina Porras y Pau Castro Sáez- solo le tocaron 350 millones.
Grifols se retiró tanto de Wallapop como de la tecnológica Real Track System
El dinero se utilizó principalmente para canjear préstamos con bancos, pero se reservaron 77 millones para adquirir el 48% de Corp, una transacción que se formalizó a mediados del año pasado. Adicionalmente, el grupo se deshizo de otros activos inmobiliarios por 20,5 millones de euros, que también sirvieron para afrontar la deuda.
Scranton no solo desinvirtió en ladrillo. El año pasado también vendió el 5,7% que tenía de Wallapop, la plataforma de venta de artículos de segunda mano, a otros accionistas de la tecnológica. Aunque no ha trascendido el precio de la operación, según la valoración del momento de la compañía, la participación estaba valorada en alrededor de 40 millones. La firma también se retiró en verano de la compañía de análisis deportivo Real Track System, que trabaja ofreciendo métricas a clubes como el FC Barcelona, el Atlético de Madrid o el Betis.
Pacto con el Santander para afrontar otras deudas
Las desinversiones no eran suficiente para los vencimientos que debía afrontar, por lo que el grupo llegó a un acuerdo con Banco Santander para hacer frente a préstamos antiguos. La organización firmó el pasado julio un préstamo de 250 millones a tres años para cancelar 200 millones de deuda con BNP Paribas y otros 50 millones de una línea de crédito previa con el banco presidido por Ana Botín. Además, la firma devolvió otros 29 millones a Banca March.
Parte del pasivo se logró afrontar gracias a que la británica Bio Products Laboratory (BPL), una compañía a la que Grifols compró 25 centros de recolección en 2021, le pagó 100 millones de dólares -93 millones de euros, al cambio actual- por un préstamo concedido en 2019.
Queda ahora por saber cómo repagará los 875 millones que pidió a Bank of America en 2019. Aunque el crédito no está dispuesto en su totalidad y ya afrontó algunos vencimientos, el 65% de la deuda se tendrá que devolver en 2024.
¿Qué es Scranton Enterprises?
En los últimos años, Scranton Enterprises se ha consolidado como algo más que accionista de Grifols. La empresa está participada tanto por miembros de la familia, como Víctor GrífolsRoura, presidente de honor, como por ejecutivos y exdirectivos de confianza, entre los que sobresale el consejero Tomás Dagà, miembro del bufete Osborne & Clarke. Es propietario de varios centros de recolección de plasma que surten de sangre a la cotizada.
El holding ha destacado por su apetito inmobiliario, principalmente en España, pero también es el dueño de las cavas Juvé&Camps o el club de baloncesto Joventut de Badalona. Además, ostenta una participación en la estadounidense Qardio y fue accionista de la ya cerrada Huitres Amélie, que vendía ostras.