Salud Bienestar

La hierba medicinal que limpia las arterias y reduce el colesterol

Fuente: Canva

El diente de león es un planta originaria de países como Bulgaria, Rumanía, Hungría y Polonia, aunque se adapta bien a cualquier zona. Es conocida por sus numerosas propiedades beneficiosas para la salud, de ahí que tradicionalmente se haya utilizado como remedio medicinal.

Entre sus cualidades destaca su contenido en nutrientes como las vitaminas A, C y K, así como minerales como el hierro, el calcio y el potasio, todos ellos esenciales para el correcto funcionamiento del organismo. Entre sus beneficios están algunos como:

  • Contribuye a la eliminación de líquidos. Sus propiedades diuréticas permiten eliminar gran cantidad de toxinas a través de la orina, de ahí que sea especialmente beneficioso para personas con la presión arterial elevada o problemas del riñón, manteniendo unas arterias limpias.
  • Facilita la digestión. Sus compuestos estimulan la producción de bilis y alivian problemas digestivos como el estreñimiento o las indigestiones, además de cuidar la flora intestinal.
  • Antioxidante. Ya que ayuda a combatir los radicales libres del organismo, contribuyendo a la prevención de enfermedades crónicas como el cáncer u otras cardiovasculares. Además, promueve la salud del hígado al mejorar su funcionamiento y reduciendo los niveles de colesterol.
  • Beneficioso para la piel. Cuando se aplica de forma externa, puede solventar afecciones como el acné, el eccema u otras erupciones cutáneas.

Aunque se trate de una planta popular en parques y jardines, su consumo puede hacerse de múltiples formas, lo que permitirá aprovechar todas sus propiedades nutritivas y medicinales. Entre las formas más populares de ingerir esta planta destacan algunas como en infusiones, cápsulas, así como en platos como ensaladas o guisos.

Contraindicaciones

Esta planta, al igual que cualquier otra, es segura siempre que se ingiera en cantidades moderadas. En cualquier caso, lo más recomendable antes de incluirla en la dieta es consultar con su médico, más aún en el caso de embarazadas y personas con afecciones previas. En personas ni afecciones, lo habitual es experimentar diarrea, acidez, gases o malestar gastrointestinal.

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