
En España se consumió aproximadamente 55,3 millones de kilogramos de salmón en 2023, según datos del portal Statista. Aunque se trata de un alimento muy reconocido y con gran cantidad de propiedades nutricionales, en los últimos años han surgido algunas dudas sobre los riesgos que puede conllevar un consumo excesivo.
La mayor parte del salmón que consumimos hoy en día proviene de piscifactorías, lo que significa que en muchas ocasiones las condiciones donde se cría no sean del todo positivas, además del gran impacto medioambiental que causan. El salmón que se cría en cautividad presenta más cantidad de antibióticos y pesticidas químicos con el fin de controlar las enfermedades y posibles parásitos, algo que acaba transfiriéndose también a la salud humana.
Por otra parte, aunque se trata de niveles bajos, también contiene algunos metales pesados como es el mercurio. Este metal puede tener efectos en la salud humana, afectando a órganos como el sistema nervioso y reproductivo, los riñones o el hígado. Por este motivo, está particularmente contraindicado su abuso en mujeres embarazadas, niños pequeños y personas con enfermedades previas.
Gran cantidad de parásitos
Además, tanto en sus versiones silvestres como cautivas, la realidad es que la mayoría presenta parásitos como son las lombrices. Concretamente, se trata de nematodos, una especie de "gusanos" que pueden causar graves problemas de salud en las personas, por sus efectos reumáticos, de hecho, en épocas pasadas causaba numerosas muertes en todo el mundo.
Otro de los parásitos muy presentes en este pescado y otros muchos es el anisakis, cuya ingesta puede dar lugar a múltiples problemas digestivos y alérgicos. Por esta razón, desde la Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición recomienda congelarlo a una temperatura inferior a -20 °C durante al menos cinco días o bien cocinarlo a más de 60 °C durante unos 10 minutos.
La clave
En cualquier caso, los expertos inciden en que la clave está en la moderación y un consumo de una o dos veces por semana permite aprovechar todos sus beneficios sin exponerse en exceso a los riesgos. En términos generales, el salmón contiene omega-3 y proteínas, lo que ayuda a reducir la probabilidad de sufrir enfermedades del corazón y contribuye a una buena presión arterial.
Si bien existen también otras alternativas al salmón, también ricas en este ácido graso. La caballa, las sardinas, el arenque o la trucha pueden ser alternativas muy recomendables.
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