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Oro verde: cómo preparar el jugo de la juventud de Asia rico en vitaminas y antioxidantes para embellecer la piel

Fuente: Istock

El verde está de moda. Durante los últimos años hemos asistido a la popularización de una bebida milenaria, el té matcha. Ya sea por su color, por su controvertido sabor o por sus múltiples beneficios, la ciudad de Madrid y otras grandes urbes del planeta han visto de primera mano cómo locales especializados en este tradicional té conquistaban sus calles, tanto que ahora es más fácil encontrar uno de ellos que una cafetería de toda la vida. Pero hablando de tradiciones, aunque se le conoce por ser una moda, lo cierto es que esta bebida lleva siendo consumida durante siglos en Japón y se trata del talismán secreto del país para vivir una vida más larga y sana.

El origen: de China a Japón

Las redes sociales han ayudado a la viralización de esta bebida de color verde, tanto que hay pocas personas que todavía no conozcan su nombre. No obstante, aunque es bastante fácil encontrar información sobre el té matcha, no todo el mundo sabe su origen y las características que le otorgan este halo tan especial.

Es normal pensar que la cuna del matcha se encuentra en Japón, ya que ha sido ahí donde se ha perfeccionado su técnica a la largo de los años y desde donde ha comenzado a expandirse. No obstante, para realmente conocer el origen de este té, tenemos que remontarnos a la época de la dinastía Tang en China, durante los siglos VII al X. Comenzó a consumirse ya que fue considerado como una medicina, al igual que el resto de tés del momento.

Más tarde, durante los años 800 y 900 los monjes japoneses que viajaron a China conocieron este té y se llevaron consigo unas semillas para poder comenzar a cultivarlas. Este mérito se le atribuye al monje y misionero japonés Eisai. Otro dato que no todo el mundo conoce es que el matcha como tal no se cultiva, sino que es un té verde que se proceso a partir de las hojas de té tencha.

Té matcha
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Beneficios

El té matcha, al ser consumido en polvo, ingerimos cuatro veces más de antioxidantes y todas las vitaminas de sus brotes. Entre sus propiedades, cabe destacar las siguientes:

  • Favorece la salud cerebral. Debido a su alto contenido en antioxidantes, frena el envejecimiento producido de manera natural por las sustancias que oxidan nuestras células, más conocidos como radicales libres, producidas en el metabolismo del oxígeno.
  • Reduce el riesgo de cardiopatías. Las características antioxidantes y antiinflamatorias pueden reforzar la salud del corazón.
  • Reduce el estrés. Esto se debe a los altos niveles de L-teanina, un aminoácido vinculado con un mejor estado de ánimo y menores niveles de tensión.
  • Refuerza el sistema inmunitario. Las propiedades antiinflamatorias del matcha favorecen un sistema inmunitario sano, mientras que sus notables mejoras en la salud intestinal también refuerzan la respuesta inmunitaria.
  • Puede prevenir el cáncer. Algunos de sus componentes han demostrado tener ese efecto en estudios realizados in vitro y con animales.
  • Ayuda a adelgazar. Es útil para acelerar el metabolismo y aumentar el consumo de grasa corporal.

Cómo preparar té matcha correctamente

La preparación es muy sencilla. Tan solo se necesitan dos cucharadas pequeñas de té matcha, una cucharada grande de agua caliente, una taza de leche y una cucharada pequeña de endulzante (azúcar de caña o miel). Eso sí, lo último es solo opcional.

En primer lugar, usa un colador de malla fina para tamizar el polvo del té matcha en nuestra taza. Ahora bien, tenemos que asegurarnos de romper todos los grumos para obtener un té suave y con cuerpo. Acto seguido, añadimos el agua caliente y removemos con el batidor de matcha.

No debemos utilizar, conviene señalar, agua hirviendo, puesto que puede alterar el sabor y la textura del té verde. Hay que concentrarse en utilizar un movimiento en zig zag y en mover la muñeca rápidamente y con fuerza cuando batamos el matcha.

Más tarde, hacemos espuma con la leche. La forma más llamativa de hacerlo es usar un espumador en una máquina de café. Si no tenemos un espumador de leche, calentamos la leche en el fuego. Tenemos que usar una cacerola pequeña y calentarla entre 75 y 85ºC, para después batirla con un batidor de varillas.

Si queremos un matcha latte frío, hay que utilizar leche fría en lugar de caliente durante el proceso del espumado. Por último, hay que vertir la leche espumada en nuestra taza de té, utilizar una cuchara para retener una pequeña cantidad de espuma y añadirla a la parte superior de la taza. Debemos servirla con una pizca de polvo de matcha para decorar.

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