
Lucir una piel firme y tersa a medida que pasan los años es una de las claves para luchar contra los signos del envejecimiento. Una proteína que ayuda a esto es el colágeno, está presente en muchas zonas del cuerpo y es importante para el buen mantenimiento de la piel al permitir que se estire, manteniéndola hidratada, protegida retrasando su envejecimiento. Mejora, además, las estructuras de los huesos y las articulaciones.
El problema del colágeno es que va disminuyendo con el paso del tiempo, notándose en la piel a medida que envejece. Hay que compensar esta reducción de esta proteína a través de la alimentación. Existen cuatro tipos de colágeno:
Tipos de colágeno
- Tipo I: se encuentra en la piel, los tendones o los huesos.
- Tipo II: presente en los cartílagos.
- Tipo III: en las fibras reticulares que se encargan de tejidos blandos como el hígado y la médula ósea.
- Tipo IV: se encarga de la membrana basal celular.
Los frutos rojos y azules aportan colágeno
En el caso del envejecimiento, la más importante es la del tipo I al encargarse de la piel. Por lo que para retrasarlo hay alimentos que aportan colágeno. Destacan los frutos rojos y azules, entre los que están las moras, arándanos y zarzamoras.
Estos frutos son ricos en licopeno, un antioxidante que protege las células ante el daño oxidativo, que promueve la salud de la piel y estimula la producción de colágeno. Su contenido en antioxidantes, vitaminas y fibra es muy beneficioso para la salud.
Estos frutos se pueden ingerir mezclándolo con yogures, batidos o junto a más frutas. Otra forma de comerlos sería añadirlos en ensaladas.
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